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CANALLAS AZULES CONTRA EL VERDE OLIVO

En efecto, la existencia de la Policía es para una sociedad que aspira a la paz, a la tranquilidad y a la seguridad. Esta sociedad no pueden dejar de sentir profunda alarma, ya que el foco de peligro y violencia los generan quienes ahora piden justicia, quienes quemaron instalaciones policiales, quienes tienen el monopolio del narcotráfico, quienes se dan a la tarea de instruir grupos paramilitares en el centro mismo de Bolivia por quienes son los portadores de la violencia, el terrorismo y el revanchismo «color azul», que han causado al pueblo sufrimiento, han sido amamantados de nuevo por los dictadores del «populismo delincuencial» del «Grupo de Puebla» y emprenden con descaro creciente el camino de la agresión, el camino del totalitarismo sometiendo a la Policía Boliviana.

Sin embargo, la ideología del totalitarismo delincuencial (MAS-IPSP) sigue siendo canibalesca. En complicidad con los generales y coroneles de la Policía que presentaron un “Anteproyecto de Ley Orgánica para la Policía Boliviana”. Esta camarilla delincuencial se afana por aprobar dicha norma inconstitucional. Los policías del servicio pasivo, reserva activa y servicio activo son partidarios de actualizar la norma constitutiva —L.O.P.B.—, previa concertación con las instituciones y organizaciones nacionales y, sobre esta base, reafirmar el objetivo principal de servicio a la sociedad. Es en este contexto que se considera tan importante el tema de la “Igualdad de todos ante la ley”. Respetando los viejos principios legales fundamentales implica que como profesionales policías nos adherimos al ideal de un Estado de derecho cuestionando dicho proyecto en los siguientes puntos:

  1. La supremacía de la C.P.E. enmarca la «función constitucional» frente a la influencia del poder político, excluyendo la existencia de arbitrariedad de influencia ideológico partidista, prerrogativa o incluso de amplia autoridad discrecional por parte del gobierno; Igualdad ante la ley, excluyendo la idea de exención de los funcionarios u otras personas del deber de obediencia a la ley que rige a los demás ciudadanos.
  • Las atribuciones que se le da al o la presidente del Estado Plurinacional de acuerdo con este anteproyecto ‘subalterniza’ al Comandante General de la Policía Boliviana; porque es reemplazada por una acción dictada por intereses político partidista y de acuerdo con los gustos, disgustos y propósitos arbitrarios de los gobiernos de turno que actúan más allá de su deber, señalaría el inicio de la desintegración del Estado de derecho como elemento fundamental, postulado de nuestra estructura constitucional.
  • En una regulación pública de este tipo en el que la C.P.E. decreta la “descentralización y con autonomías”, no existe la “discreción” absoluta y sin trabas, es decir, que se puede actuar por cualquier motivo o por cualquier motivo que pueda sugerirse a la demanda de las autoridades Departamentales y Municipales quienes elaboran planes de seguridad acorde a la idiosincrasia; este modelo mesiánico de poder gubernamental es sin duda un lenguaje expreso, considerado un poder arbitrario ilimitado ejercitable para cualquier propósito, por caprichoso o irrelevante que sea, independientemente de la naturaleza o propósito de la misión y función constitucional de los policías para coordinar con otras autoridades, excluyendo la idea de exención de los funcionarios u otras personas del deber de obediencia a la ley que rige a los demás ciudadanos. El derecho regular frente a la influencia del poder arbitrario, excluyendo la existencia de otras autoridades cuyas administraciones distribuyen los recursos del IDH para la Policía Boliviana, excluyendo la idea de exención de los gobiernos Departamentales y Municipales y otras autoridades del deber de obediencia a la ley que rige a los demás ciudadanos. Atenta contra las leyes: N° 031 de Autonomías y Descentralización, y Nº 264 Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana.
  • Constituye también un abuso flagrante de los “proyectistas” del anteproyecto con la intención expresa de someter a los funcionarios de la Policía Boliviana a los caprichos del poder político de turno castigándolos nuevamente con las sanciones en el presente proyecto; siendo así que existe una ley denominada 101 —Ley del Régimen Disciplinario de la Policía Boliviana—, un castigo arbitrario que se infligió con una ley tratándose de sancionar “Faltas y Contravenciones”.

Durante los últimos años, las fuerzas políticas de la «Corporación política MAS-IPSP» han puesto en peligro la institucionalidad de la Policía Boliviana, cercenando algunas funciones solo por fines políticos, como ejemplo las denunciadas por la OEA en el “cúmulo de irregularidades observadas” en la administración de las elecciones. Los políticos que ordenaron los bloqueos de carreteras, violencia, amenazas armadas de guerra civil, escasez de alimentos y combustibles, y la incesante muerte de enfermos por Covid-19 por la falta de tubos de oxígeno que no llegaron a los hospitales debido a las protestas y, al mismo tiempo, crean una situación de tirantez en nuestro país.

Sin embargo, sería un craso error pensar que el fracaso de los planes agresivos ha hecho entrar en razón a los políticos sobre cuyas cabezas existen serias sospechas de delitos. Los hechos prueban lo contrario. Estos canallas no cejan en su empeño de agravar todavía más la situación en nuestro país, lo que implica aun mayor trabajo para los policías y colocar desde Bolivia al borde de la guerra. En los últimos meses, los políticos que fugaron y otros que se refugiaron en embajadas, gracias a los negociadores del régimen de Jeanine Añez, ahora están creando premeditadamente una situación peligrosa con el crecimiento de la ola del terror desde el Chapare (territorio liberado), amenazando con empuñar las armas desde la creación de milicias en respuesta a nuestra proposición de acabar con los consorcios delincuenciales para normalizar la paz, la tranquilidad y la seguridad para los estantes y habitantes.

Todos los policías no podemos permitir que se institucionalice el crimen organizado y las bandas internacionales; esta batalla la debemos ganar las fuerzas del bien (verde olivo) contra las fuerzas del mal (azules).

«Contra el mal por el bien de todos»

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo