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¿QUO VADIS HOMBRE DE VERDE?

El profesional policía no debe estar sujeto a circunstancias políticas coyunturales, para él la Constitución y las disposiciones legales deben ser una institución, el legado: “como institución del pueblo y para el pueblo, cumple una función de carácter público, esencialmente preventiva y de auxilio, que en forma regular y continua garantiza el normal desenvolvimiento de las actividades sociales”, lo que le obliga a un comportamiento diferente. En ese sentido, la sociedad está compuesta por personas razonables, comprenden las expectativas de la mayoría política y, tarde o temprano, más obvia y digna que nunca apoyarían a policías conformistas, que eviten dar una valoración clara de los fenómenos, y eso bajo formalidades legales.

La coyuntura política actual no solo es culpa de los gobernantes, no es culpa de los senadores, ni de los diputados, ¡Es también culpa de algunos policías! ¡Es culpa del déspota politiquero! ¡Del conformismo patriarcal! Porque desde décadas atrás se permitió que algunos policías se subordinen a los políticos por un cargo para robar, porque se permitió los ascensos de profesionales que no les correspondía, porque algunos tenían que pagar para el ascenso, porque el subalterno se lo trabaja para el funcionario corrupto.

La mal llamada clase política boliviana no administra el Estado, ellos manipulan, ellos trafican con los cargos públicos ¡Y duele! ¡Y obstaculiza el futuro de los bolivianos honestos! La sinceridad no cabe en este servicio por el bien común, que debe ser un apostolado de la voluntariedad, el respeto, la moral, la ética, la justicia y la responsabilidad. Sin embargo, a partir de los dirigentes políticos y mucho más aun desde el denominado «Proceso de Cambio» se convirtió en virtud la discriminación, el racismo, la injusticia, la mentira, el fraude, el enriquecimiento ilícito, el servilismo ¡y la traición!

La politiquería en algunos casos es el resultado de la pedagogía criminal, en el hogar, en la escuela, en el colegio, en la facultad, entrenados y habilidosos en el crimen. Y esta virtud es lo que hoy en día reflejan el comandante de la Policía y su batería —No su Estado Mayor Policial— que con grandes honores del reglamento ceremonial y protocolo condecoran a facinerosos del MAS-IPSP, que fueron en algún momento testigos, encubridores, mirones y/o parientes de asesinos que sometieron a policías (esposos Andrade y otros), torturas a policías, desmembraron las funciones policiales, piromaniáticos que destruyeron instalaciones policiales.

Esto no es producto de la Universidad Policial. Es la consecuencia de la pedagogía de los códigos informales, que ni siquiera es pedagogía; sino es la astucia humana de los desclasados, una herida, reliquia bárbara, y legendaria de los faltos de moral, falta de sentido de la conciencia para cumplir con la profesión y la misión constitucional, ¡Por la verdadera justicia! Que por el cargo que le debe al MAS-IPSP considera que puede hacer lo que quiere en la Policía Boliviana ¿Por qué puede? porque está permitido, porque se valora, porque es tradición el poderoso oprimir al sabio, porque en esta era del populismo, no se valora el conocimiento, ni la carrera profesional.

El pueblo reclama, el pueblo apoya para que no se apruebe el inconstitucional proyecto de ‘Ley de Carrera de Generales y de Ascensos de la Policía Boliviana’ y otros obstáculos, porque saben que les truncaran la misión constitucional. Está completamente claro que es necesario salvarlos uno tras otro en el marco de la legalidad. El deber es sentar el cimiento, ya que, en fin, de cuentas, se trata de servir a la causa más sublime, a la causa de nuestros hermanos los hombres y mujeres que junto a su Policía podrán organizar la paz ¡Que luz brillara en Bolivia!

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo