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Quién no se crea narcotraficante, que arroje la primera piedra

En estos tiempos la tarea más noble para cada hombre es la lucha contra el narcotráfico. En la lucha por la solución de esta tarea, por asegurar la reducción de este flagelo en todo el mundo, los hombres deben unirse cualesquiera sean sus ideas políticas, sus creencias, el color de la piel  y  la  condición  social.

Si antes, la producción ilícita del narcotráfico hasta pasaba desapercibido, o era en lugares lejanos, pero ahora es en todas partes y acarrea aun mayores calamidades ¿Es que van a diferenciar este flagelo en quién es izquierdista y quién no es izquierdista, quién es ateo y quién creyente, cuál de los creyentes es católico y cuál es protestante? No; en las garras del narcotráfico puede ser destruido toda una familia. Sufrirían también quienes obstaculizan la proscripción de todo lo que significa narcotráfico y se manifiestan a favor de la producción de la hoja de coca: se verían, como toda la humanidad, en una muy grave situación, porque si se aprueba la despenalización de la cocaína y otras drogas ilícitas, hasta la atmósfera de la tierra y toda la vegetación serían contaminadas por los mortíferos productos de la industria de la elaboración de sustancias controladas.

Estoy seguro que en Bolivia no se está realizando una lucha consciente y responsable para controlar la producción de la hoja de coca, podemos estar seguros en la aseveración que no existe un solo «cocalero», a partir del primer hombre del Estado Plurinacional de Bolivia, los dirigentes de las seis Federaciones del Trópico, hasta el último cocalero especialmente del Chapare que nos demuestre con certeza y certificación que su coca se vende a persona natural, o persona jurídica legalmente establecida en el país con fines lícitos. Guiándose por las ideas de la convivencia pacífica, nuestro pueblo quiere alcanzar magnos éxitos y realiza estas ideas en la práctica. Nosotros, ciudadanos comunes, luchamos conscientemente contra el flagelo de las drogas, queremos vivir en paz y amistad con todos los ciudadanos que tengan actividades licitas.

A los partidarios de la lucha contra las drogas en nuestro país y otros países vecinos se les llama a menudo «opositores». Sin embargo quienes nos consideramos ‘imparciales’, pero que no comulgamos sus ideas políticas, porque solo está beneficiando a sectores de la actividad informal. Si las fuerzas políticas del gobierno actual van a considerar opositores a todo el que lucha contra el flagelo de las drogas y las actividades ilícitas y reclaman por la restitución de la seguridad ciudadana, porque con ello mismo ayudarán a inculcar en la conciencia de la ciudadanía la idea de que la doctrina de la convivencia pacífica como corolario bien común, es la más progresista.

Así pues, luchemos unidos contra la amenaza del narcotráfico. Nuestros pueblos serán mucho más fuertes, más conscientes, no sólo espiritualmente, sino también en el orden material. Y yo creo que si aunamos nuestros esfuerzos, podremos cerrar el  paso al narcotráfico, venga de  donde viniere.

Luchemos independientemente de sistemas ideológicos conjuntamente contra el narcotráfico y sus derivados. Tengamos la creencia que tengamos: eso es asunto interno y privativo de cada uno; pero la lucha por la erradicación de las drogas y por que prevalezca la seguridad ciudadana es una cuestión común para todos los bolivianos. Debemos, en consecuencia, tender mancomunados a conjurar cualquier forma del narcotráfico y quien no se crea narcotraficante y está dedicado al cultivo de la hoja de coca, que demuestre con documentos de certificación que su producción va al mercado licito y que “arroje la primera piedra”.

                                                        Juan Waldo Panozo Meneces, es Policía y Politólogo

C. I. 832270 – Cbba.

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