Noticias

POLICÍA, POLÍTICA, SOCIEDAD Y BASTARDO ENTREGUISMO

Deliberadamente no he querido referirme anteriormente a acciones personales de los comandantes de la institución policial, hasta estudiar con exactitud nuestros asuntos gremiales, que no alcancé sino a verlos solo de reojo, por las denuncias de inseguridad cotidianos. El discurso en un acto magno del ‘aniversario institucional’ reproducido por todos los medios me sacaron de quicio para censurar desde la óptica de la politología, de ciudadano común y como profesional policía.

Ayer 24 de junio, como el mejor de los discípulos de la generación “Evo” con toda desfachatez el Comandante General de la Policía, decía: “… que se concluyó con la redacción de la nueva Ley Orgánica de la Policía Boliviana que se deben introducir cambios institucionales y la adecuación a la nueva filosofía gubernamental…”. Nada más nefasto y servilista. Yo no se con este tipo de política institucional ¿Qué le depara a la sociedad? ¿Qué le depara la noble institución? ¿Qué les depara a los policías? ¿Qué le depara a la profesión noble y digna de servicio a la sociedad?

La ley orgánica de la policía nacional debe adecuarse a la C.P.E., a los DD.HH. a las disposiciones legales y a la Normativa y Práctica de los Derechos Humanos para la Policía (Manual ampliado de derechos humanos para la policía). La policía no es de usufructo de ningún gobierno de turno, es parte de la estructura del Estado.

La filosofía de las policías de seguridad denominados también ‘Pacificadores de la redención’ es la de ‘proteger’, ‘asegurar’ y ‘atender a la población’. Aquí se debe recuperar los territorios perdidos de la República. La policía va a todas partes, incluso si no somos bienvenidos necesariamente por delincuentes, traficantes o invasores, ya sea en la ciudad, en los barrios o en el campo.

La actual crisis profunda de la ‘función constitucional policial’ es la intromisión político partidista, definida como política del proteccionismo a la corrupción. Posiblemente cuando se la mire retrospectivamente será calificada como crisis de identidad institucional; Porque lo que hasta ahora se hace, es imitar, se está copiando modelos europeos y norteamericanos —Policía Comunitaria, uniformes camuflados, etc.— y todavía mal imitados. La larga decadencia que se inició en la primera década de este siglo se halla signada por la progresiva pérdida de la identidad nacional iniciada cuando, a partir de la administración nacional a la cabeza de sujetos que odian la ley, que odian a la policía por sus antecedentes delincuenciales, los líderes políticos carecen de filosofía.

Al carecer de cultura y de filosofía de ‘seguridad’, de ‘paz’, política y económica, los gobernantes pretenden ser pragmáticos soslayando compromisos e ignorando oportunidades. Como no saben a qué mundo pertenecen, tampoco saben qué patria quieren. Disyuntiva ésta que se plantea desde 2006 en forma cada vez más angustiante para la sociedad boliviana.

El Proceso de reorganización institucional de la policia en los documentos básicos de 1999 Decreto de Reestructuración de la Policía Nacional —Burros y corruptos—. No obstante, el gobierno del MAS-IPS fue negando progresivamente tal filosofía en las áreas fundamentales en que debía concretarse: la dimensión de la importancia de la seguridad policial, el poderío de los políticos de turno y de la corrupción.

De existir una voluntad política las medidas institucionales en cumplimiento de la misión constitucional son parte de una “filosofía de servicio a la sociedad”. No podemos pensar en la relación policía/población sin pensar en la recepción en las estaciones de policía. Y no podemos pensar en la recepción en las estaciones de policía sin pensar en la calidad de la estructura. Por lo tanto, es lógico que haya muchas cosas porque todo está unido. La policía y los ciudadanos están esperando ver si presenciarán una revolución del comportamiento institucional al servicio de la sociedad contra el mal por el bien de todos. No una ley orgánica al servicio del interés del gobierno.

El tema menos analizado en la crisis actual es la permanente desubicación de nuestros comandantes que perdieron la doctrina policial y la consiguiente y progresiva pérdida de identidad.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo