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En el Estado Plurinacional ya vivimos en una dictadura

Lo sentenció Orwell: “El poder no es un medio, Wiston. No se establece una dictadura para salvaguardar una revolución; se hace la revolución para establecer una dictadura. […] El objetivo del poder es el poder”.  En Bolivia necesitamos medios que tengan más seriedad y continuidad en sus investigaciones e informaciones de la política, que contenidos de libretos dirigidos por políticos oficialistas y sus funcionales (supuestos opositores). Durante demasiado tiempo nos hemos visto amenazados por peligros y mentiras políticas.

Ya no se confía en ninguna institución en Bolivia; parecería que ya no hay ninguna institución. Las instituciones al parecer están al servicio del crimen organizado. A raíz de ello conocedores de la diferencia entre un régimen autoritario, totalitario y dictatorial, podemos afirmar que vivimos hoy entre un régimen autocrático y uno dictatorial.

Hace tiempo que no tenemos una división de (poderes) Órgano Judicial, Ejecutivo, Legislativo y Electoral, teniendo en cuenta que el poder ejecutivo con el apoyo de los magistrados ‘autoprorrogados’, se ha apoderado de todo, también controlan las Fuerzas Armadas y la Policía. Gracias al Tribunal Constitucional los asambleístas ya no fiscalizan al Órgano Ejecutivo, en vano la amenaza de Huarachi de tomar físicamente la Asamblea Plurinacional. La Asamblea Plurinacional al gobierno solo le sirve para aprobar créditos y endeudar más al Estado, se demuestra aún más que vivimos en una dictadura, con un régimen autocrático donde las instituciones perdieron toda independencia.

Desde el año 2006 se está construyendo un orden que se resiste incluso a los cambios más pequeños. El gobierno reprime sistemáticamente a la reducida oposición política (algunos intelectuales librepensantes) y el pensamiento crítico. No se trata de una cuestión de Morales y la bonaza económica que era supervisado por su ex ministro de Economía y Finanzas Arce Catacora. Arce Catacora de presidente terminó de despilfarrar las reservas de gas y de oro del Banco Central de Bolivia en su carrera por el establecimiento de una dictadura, para someter a la sociedad. Probablemente sea más exacto llamarlo dictadura populista delincuencial, porque nos encontramos bajo el control de un solo hombre cuyas acciones y decisiones no están sujetas ni a restricciones legales. Ésa es una cara de la moneda, que es bastante preocupante. La otra cara de la moneda es el crimen organizado amparadores de la kakistocracia del MAS-IPSP, que, por razones geopolíticas, no están interesados en la democracia. Este gobierno retomó los modelos autoritarios del gobierno de Morales a través de los tecnócratas que eran el criadero de Morales, pero de los que recibió un duro golpe en el fraccionamiento con el nombre de “renovadores”.

Llevamos demasiado tiempo viviendo en una crisis interminable con un excesivo endeudamiento económico y una fuerte crisis de seguridad. Como mínimo, Bolivia debe deshacerse de la “peste azul” para encontrar un nuevo horizonte con programas para el desarrollo económico y disminuir la sensación de inseguridad de sus habitantes. Sólo después de esto podrá haber honestidad, legitimidad y confianza pública para prometernos el futuro de una Bolivia desarrollada.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo