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DEPENDENCIA Y SOMETIMIENTO POLÍTICO A LA POLICÍA BOLIVIANA

Sabemos que, desde Maquiavelo, para no remontarnos a los romanos, los griegos o los otomanos, la política está orientada principalmente hacia el desarrollo de estrategias de conquista y conservación del poder. En una democracia, el poder es idealmente conquistado y ejercido con miras a implementar un programa político, pero también sabemos que no siempre es así. El proceso electoral es para ejercer la elección que se realiza mediante sufragio (voto, aprobación) en la que están convocadas a participar todas las personas con derecho a voto, el electorado, la misma que en Bolivia es convocada por el Órgano Electoral, mediante el TSE. Las declaraciones de algunas autoridades nacionales solo demuestran el sometimiento que ejercen desde el Poder Ejecutivo a la Policía Boliviana, por encima del respeto a la misión constitucional, del presidente del TSE., la autoridad del Comandante General, como se puede advertir de la siguiente exposición: “…el plan para desactivar movimientos irregulares y garantizar la seguridad de los comicios pre y post electorales pone en alerta a 40 mil efectivos de la Policía y FF.AA.”, asevero una autoridad del Ministerio de Gobierno.

La Ley del Régimen Electoral es taxativo en el Artículo 149 que ordena que: “Desde la convocatoria hasta la conclusión de cada proceso electoral, referendo o revocatoria de mandato, las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana brindarán toda la colaboración solicitada por el Órgano Electoral Plurinacional, para garantizar la seguridad en todas las actividades en las que sean requeridas”. Desde el retorno de la democracia en Bolivia (1984) y más aún los últimos 14 años, las élites políticas utilizan a través de los comandantes de la policía para mantenerse en el poder, la institución policial y de inteligencia nacionales que han sido fuentes importantes de conflicto e inseguridad para el entorno societario, cuyos miembros están siendo muy explotados y mal pagados. El poder ejecutivo y otros dirigentes políticos utilizan a la policía para reprimir las protestas populares y eliminar a los rivales.

El análisis en términos del neopatrimonialismo y los regímenes de estructura horizontal constituye una visión de la política en Bolivia, desde arriba, es decir, un enfoque que resalta las instituciones, las élites y el poder de algunos grupos encaramados en el poder para la administración del Estado. De alguna manera deja de lado las lógicas sociales y, en particular, no nos dice qué pasa con la sociedad frente a estos regímenes y sus prácticas políticas. Si el neopatrimonialismo implica un gran deseo de que el poder controle la sociedad, esta empresa, sin embargo, nunca es plenamente eficaz. La política desde abajo han destacado muchas manifestaciones de la vitalidad de la sociedad. Entre la diversidad de las posibles manifestaciones de esta vitalidad, cuatro tipos están siendo dominantes: los fenómenos del transfugio político, los fenómenos de intolerancia, los fenómenos de grupos paramilitares (autoconvocados, motoqueros y resistencias) y la burla política. A estos tipos se agrega una quinta, la demanda democrática.

Los recursos coercitivos en la temporada electoral son las FF.AA., la Policía Boliviana y los tribunales, que están en la base de la dominación ya que Max Weber incluso hizo la amenaza de recurrir a la violencia y, en última instancia, el recurso a la violencia física. Entre la armadura de recursos coercitivos utilizados para garantizar la “seguridad” y la “transparencia”, la activación de este recurso adquiere intensidades variables según el desarrollo del calendario electoral, es la manera más profesional, utilizada para describir estas iniciativas, aunque no es la única. Cualquiera que sea la variante que se utilice, el concepto de “seguridad” debe estar solo a cargo del TSE. Todo está vinculado por las disposiciones legales.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo