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LA BASURA EN LA LLAJTA Y LOS «POLÍTICOS BASURA»

Al calor de todo este conjunto de problemas, solo hablamos de coronavirus y de basura. ¿Y cómo hacerlo de manera diferente? Los sectores que tienen también una realidad que desnuda la pobreza de los sectores mayoritarios de familias que no cuentan con agua en pleno siglo XXI. A ello se desencadena las amenazas del narcotráfico, corrupción, terrorismo, inseguridad, manifestaciones, bloqueos, violencia, intolerancia, prebendalismo, nepotismo, agresiones y hostigamiento a personal de salud que están provocando daños colaterales aprovechada por los intereses políticos, poniendo en riesgo la cuarentena en Bolivia.

En opinión de algunos, el actual gobierno fue cooptado por políticos sin escrúpulos que de alguna manera cooperan con el partido del MAS-IPSP encubriendo a su familiares y allegados que causaron y fueron cómplices del desgobierno de 14 años. El gobierno de Añez que tenía como misión la convocatoria a nuevas elecciones en el periodo de 90 días, se convirtió en candidata. Para algunos incautos, los grupos en el poder representan la “democracia”, creyendo que los “cambios” tienen como propósito afianzar las “libertades” y la “democracia”, y han sustentado su prorroga con el espectro de la pandemia. Estos “cambios” en el eufemismo de los intereses que cada político y empresario privado de la actual alianza en el gobierno tenga el espacio político reflejado en la angurria del poder.

Mostrando una vez más la mala suerte de los casi dos millones de ciudadanos cochabambinos administrados por una autoridad departamental servil a los intereses nefastos del MASismo y de un cleptómano embaucador que no hacen nada para solucionar los problemas de su municipio. Estos graves problemas que son aprovechados por la administración del gobierno nacional que miran de palco los graves problemas, dejando a merced de la solución a las nefastas autoridades subnacionales y, lo que es grave, cada día es mayor la ausencia de una política coherente que permita vislumbrar soluciones a los mismos. La situación denota una clara tendencia de revancha del gobierno nacional contra estas autoridades, dado que ambas autoridades no comulgan con los intereses del Ministro de Gobierno haciendo el panorama de los ciudadanos más oscuro y confuso.

Los cambios que se dieron para vislumbrar mejores días para los bolivianos, reflejan los intereses de los políticos en función de gobierno y la empresa privada que dicen apoyarlo. No son los partidos los que imponen los ministros de Estado, mal puede la presidente delinear su plan de gobierno sin esperar el visto bueno de los asesores del Ministro de Gobierno y de Doria Medina, y menos puede pretender solucionar los problemas nacionales originados, en su casi totalidad, por la negligencia, incapacidad y corrupción de los mismos que apoyaron su candidatura presidencial y que hoy lo han convertido, en el nuevo “autoritarismo”.

Con la era del COVID-19 los líderes arrastran a la también “nueva era de los regímenes autoritarios” que utilizan la pandemia como pretexto para fortalecer y extender poderes injustificados. En esta nueva era la acción de un partido autoritario más allá del uso de la fuerza, es la dependencia patológica de las mentiras, a menudo hasta el punto de la ilusión.

Algunos sectores sociales y políticos advierten un desenfrenado canibalismo político y una creciente incredibilidad pública. Esto podría colocar a Bolivia ante el umbral de sacudimientos institucionales, cuyos resultados en nada contribuirían a favorecer la anhelada democratización que plantearon la nombrada «Revolución de las pititas» que plantean las mayorías nacionales.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo