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Bolivia: ¿Colombianización y/o mexicanización?

De manera alarmante vemos crecer la violencia humana entre grupos de narcotraficantes y otros, los relatos de hechos que marcan la historia nefasta del narcotráfico junto con la corrupción de la política y la policía son las de extorsión y chantaje a narcotraficantes en 1983,  Huanchaca 1986 y el acaecido en San Ramón (Santa Cruz). ¿Qué región de Bolivia es hoy la más «caliente en el narcotráfico»? ¿Santa Cruz, Cochabamba, Pando o el Beni? El suelo de casi todos los Departamentos se está tiñendo de sangre, mueren muchas personas; por todas partes estallan conflictos regionales, conflictos sociales que amenazan con  tomar dimensiones cada vez mayores; poco a poco, solapadamente, se preparan las condiciones para nuevos estallidos, que bien podrían derivar en una catástrofe nacional.
En esos focos de tensión, que parecen aislados, no relacionados entre sí, está presente algo común a todos, un hilo que los une, haciendo de ellos un fenómeno único. Se puede tratar de las ambiciones hegemónicas del partido oficialista de gobierno. Con la desestabilización de la situación económica, social, política, cultural y la imposición de su voluntad,…y que fuera que el MAS. pretende, bajo la cobertura de la cortina de humo de la «desestabilización y crear crisis internas, el desmesurado crecimiento de la producción de la coca, como hasta la fecha está ocurriendo para acostumbrarnos a convivir con el narcotráfico», ¿y si se diera que el narcotráfico se enclavó en el poder político nacional para encontrar el camino del expansionismo mundial?.
Se pueden destacar dos direcciones o vías fundamentales en esta estrategia delincuencial. La primera se expresa en los esfuerzos que hace el gobierno en crear el conflicto interno regional por alterar el equilibrio estratégico de fuerzas entre los Departamentos, los conflictos de los diferentes sectores sociales y su majadería para solucionar oportunamente, como también el descontento interno ante un silencio falaz de los miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana por la imposición de una iconografía folclórica en sus símbolos homéricos, para posteriormente pasar al chantaje utilizando al Poder judicial escogido a dedo contra los líderes regionales, provinciales y nacionales que no acatan la política oficialista, como principal obstáculo a los objetivos autoritarios.
La segunda dirección o del autoritarismo posiblemente será la del terrorismo internacional institucionalizado como política de Estado (ejemplo: casos de Yacuiba, Hotel “Las Américas”). Del apoyo estratégico a los y entre los regímenes de iguales características en Latinoamérica, en Bolivia se transita a acciones de agresión directa: el desconocimiento a la voluntad del soberano en la elección de sus gobernadores, se dio con la intervención y traslado de colonizadores al Departamento de Pando y que también ocurrió en otras regiones para ganar las elecciones municipales y las elecciones judiciales en la que coadyuvaron las Fuerzas Armadas y la Policía, especialmente con la Dirección de Identificación Personal, por ello el triunfo de las alcaldías como la de Cochabamba fue con una población transitoria que no responderá su apoyo a la nueva gestión.

Todo esto nos permite considerar, con razón, que Bolivia estaría en proceso de Colombianizarse y/o mexicanizarse en sus posibles planes de la política oficialista de despotismo, venganza, chantaje y terrorismo descarados.

J. Waldo Panozo Meneces es Policía y Politólogo

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