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Militar democrático populista ¿Nueva forma de sistema político en Latinoamérica?

Cuantos más éxitos logra el sistema democrático en la mayoría de los Estados, especialmente de Europa como el fiel reflejo del sistema político por el que el pueblo de un Estado ejerce su soberanía mediante cualquier forma ideológica de gobierno que haya decidido establecer.

Sin embargo en algunos Estados de América Latina, después de una gran y mala experiencia del ‘Plan Cóndor’ es cuanto más crece la confianza por el modelo democrático, donde algunas Fuerzas Armadas están implementando una nueva forma de hacer política, con el fin de seguir manteniendo predominio de las prebendas acostumbradas en los anteriores regímenes militares. Por lo que aprovechando de la imagen carismática del fallecido Hugo Rafael Chávez Frías, lograron reformar y actualizar el «Comando Estratégico Operacional – CEO» que es la organización militar que planifica y conduce las operaciones militares específicas y conjuntas, supuestamente en el marco de un teatro de operaciones para la defensa, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional, ampliando las atribuciones del Comandante Estratégico Operacional, tales como: 1. Asesorar al Comandante en Jefe, sobre el empleo operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; 2. Dirigir y controlar las actividades de su Estado Mayor Conjunto, de las Regiones Estratégicas, los Componentes Militares y de la Milicia Nacional Bolivariana; 3. Supervisar y aprobar los planes operacionales para la defensa militar, la cooperación en el mantenimiento del orden interno y la participación activa en el desarrollo nacional; 4. Planificar, conducir y dirigir el empleo de las fuerzas militares en apoyo al desarrollo integral de la Nación, la asistencia social y la asistencia humanitaria; y 5. Las demás que señalen las leyes, los reglamentos y otros instrumentos del ordenamiento jurídico vigente. De lo que se desprende que tomando en cuenta que el Comandante en jefe es el presidente del Estado Bolivariano, son los militares quienes elaboran los planes y operaciones para dirigir los destinos de toda la actividad política, económica y social de ese país.

Mientras que utópicamente en Latinoamérica va creciendo el deseo de mejorar y fortalecer las democracias, más se enfurece a la clase militar de la región, que hacen todo para encaramarse estratégicamente en la estructura política de algunos de los Estados. Asesorando, soploneando, sugiriendo y apoyando a utilizar métodos fascistas de gobierno, a la implantación de regímenes tiránicos. Moviliza todos sus medios de propaganda, esforzándose por apoyar y presentar limpio de toda mancha a los «regímenes populistas» y por denigrar a las verdaderas actitudes democráticas. La propaganda de estos regímenes adquiere un carácter cada vez más sutil y artero. En la lucha contra las libertades ciudadanas, el arma principal de esta nueva forma de gobierno es sembrar la confusión y la desmembración.

La estrategia real de esta nueva forma de gobierno intenta también engañar y mentir a las gentes sencillas con el verdadero socialismo marxista, recurriendo, como es de costumbre, a la mentira infame y a toda clase de provocaciones. Algunas veces lo consigue. En los países en los que se implanto el populismo hay todavía entre las personas honradas algunas que temen al comunismo, porque confunden con los populismos.

Los ideólogos del modelo «militar democrático populista» tratan de idealizar el antipopular régimen ‘estalinista’. Destacados dirigentes tránsfugas del marxismo leninista proclaman en casi todos sus discursos que este nuevo modelo del «socialismo del siglo XXI» son “verdaderos modelos democráticos”, sin embargo se desenvuelven con las siguientes características: a) No se legisla normas y leyes consensuadas, sino establecidas por la autoridad que detenta el poder, en éste caso por el déspota y los peones que trabajan como funcionarios para él. b) Se pierde la libertad como bien y el Derecho natural de los ciudadanos. c) Los ciudadanos no tienen garantías constitucionales porque la Constitución es adecuada o invalidada según el criterio del déspota. d) Se criminaliza la política. e) se implementa el terrorismo de Estado. f) No tienen límites sus decisiones ni sus atribuciones, sólo las impuestas por su propio criterio y determinación.

En efecto, en estos países cuyo modelo es el populismo hay libertad, mas ¿para quién? No la hay, por supuesto, para los trabajadores, que se ven obligados a entrar al servicio de los nuevos ricos en las condiciones que sean, con tal de no ir a engrosar el enorme ejército de hombres ‘libres’ de trabajo (desocupados). No la hay para los originarios, ni para los campesinos, sobre los que se cierne constantemente el peligro de verse ‘libres’ de sus propiedades por haberse arruinado. Y no la hay para los intelectuales, cuya obra creadora se halla sofocada por su dependencia material respecto a la bolsa del dinero y a la ‘dirección espiritual’ de las diversas comisiones investigadoras de la lealtad. En estos países sólo hay libertad para los que obtienen dinero ilegalmente y, por consiguiente, el poder.

A este modelo de políticos de la forma «militar democrático populista» les agrada hablar de moral y si tomamos la moral de la religión cristiana, ¿por qué han convertido la sociedad en que dominan en un paraíso para los nuevos ricos que surgieron y surgen de las actividades ilegales y de la corrupción, y un verdadero infierno para los honestos? ¡Y eso a pesar de que, según las leyendas cristianas, es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de los cielos! El llamado ‘mundo de la revolución pacifica’ es el reino del dólar, de la codicia, de la especulación sin freno y de la brutal explotación de millones de seres en aras del enriquecimiento de un puñado de monopolistas.

Ahora, los populismos, aunque continúan especulando con el lema de libertad, igualdad y fraternidad, y en Bolivia el ‘ama quilla, ama llulla, ama suwa y ama llunku’, recurren cada vez con mayor frecuencia a la dictadura descarada. En estos países aparecen los siniestros síntomas del empuje de la reacción y el fascismo. Precisamente esta vía reaccionaria es la que había emprendido la otrora Alemania Occidental, donde fue prohibido el Partido Comunista, eran perseguidas las fuerzas democráticas y se concedieron plena libertad a las organizaciones sociales de grupos con accionar fascistas revanchistas. La línea tendente a una descarada dictadura se ha culminado con la manera de instruir inculcándoles masivamente determinadas ideas o creencias como ocurre con la «Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada de la República Bolivariana de Venezuela – UNEFA», que es una institución Universitaria del Estado venezolano que forma profesionales a nivel técnico y a nivel universitario. También da formación educativa de posgrado y Doctorados, convirtiéndose actualmente en una verdadera alma mater del adoctrinamiento político donde enseñan a aprovecharse de las virtudes democráticas y las conquistas de las masas populares.

Por tanto, nos encontramos no ante hechos esporádicos, sino frente a una clara tendencia general, característica actual de algunos Estados latinoamericanos con el grave riesgo de contagiarse paulatinamente.

Al mismo tiempo, no puede olvidarse que en un régimen de absolutismo en plena democracia la reacción tiene mayores posibilidades de desencadenar la represión y el terror, de aplastar todo movimiento de oposición, de infundir a las mayorías el espíritu que a ella le conviene, de emponzoñarlas con el veneno del chovinismo y de quedar con las manos libres para aventuras militares. Por esto, los pueblos latinoamericanos deben estar alerta, preparados en todo momento para hacer frente a la ofensiva de la reacción y a la amenaza de resurgimiento del fascismo.

En la imaginación de millones de personas, el fascismo aparece generalmente vinculado a los nombres de Hitler y Mussolini que en su tiempo fueron populistas. Sin embargo, no se debe excluir que el fascismo puede resurgir en formas distintas a las que ya se desacreditaron ante los pueblos.

Ahora, cuando existe el poderoso campo de la democracia, cuando el movimiento trabajador y de la sociedad civil esta adquiriendo una gran experiencia de lucha contra la reacción y cuando se ha elevado el nivel de ‘organización cívica’, de los trabajadores, los pueblos disponen de mayores posibilidades para cerrar el paso al totalitarismo. Contra estos modelos políticos es posible y necesario unir a las capas más amplias del pueblo, a todas las fuerzas democráticas y auténticamente nacionales. En este sentido, recordando que los militares en Bolivia la única época que dejaron de estar usufructuando de beneficios políticos fue en el gobierno de la Revolución nacional del 52 hasta el retorno de las dictaduras del 64, es importante superar completamente la estrechez sectaria que puede impedir la movilización de las grandes mayorías (masas) para la lucha contra la reacción y el totalitarismo. La unidad de las fuerzas democráticas, y, en primer término, de la clase obrera, es la barrera más segura que se levanta en el camino de la amenaza, abriéndose camino en los corazones de las mujeres y de los hombres para conquistar sus simpatías. Así ocurrirá también en otros países de la región, para que no se reproduzcan y se desarrollen esta nueva forma hacer política.

J. Waldo Panozo Meneces es Policía y Politólogo

C.I. No. 832270 – Cbba.

 

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