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LOS POLICÍAS ¿DEBEN SOPORTAR LA INGRATITUD?

Benedetti no se equivocó al escribir el aforismo “El eco siempre dice la última palabra”. La policía boliviana está bajo presión de la ciudadanía, de los politiqueros, de las bandas criminales que operan desde el Órgano Ejecutivo: sus errores se acumulan para, los servidores públicos en la ingrata labor de policía.

La institución policial es uno de los pilares de nuestro país, de nuestra condición de Estado, que lo demostró con la actitud valiente en 2019 cuando vulneró las ordenes de escoltar la marcha de “las hordas violentas de interculturales” que pretendían ingresar hasta el centro de la Ciudad de Cochabamba. Guardianes del orden que prefirieron “replegar sus servicios” antes de ser verdugos de su pueblo —el gobierno, los jueces corruptos y desleales policías califican de Motín Policial—. Es visible tanto en nuestra Ciudad como en otras ciudades de la República que se pidió apoyo contra los arbitrarios procesos de los policías héroes, como también para impedir la promulgación de la Ley Nº 1387 (de Carrera de Generales y de ascensos 16/8/2021). Ese mismo pueblo que aplaudió a los policías, les dieron la espalda. Considero que no es revancha contra su pueblo; sino que con esa Ley promulgada inconstitucionalmente la policía se convirtió en un instrumento del partido de gobierno. Una policía política encargada de investigar, amedrentar y perseguir a los políticos de oposición; al igual que un régimen autoritario; ser encubridores de la infiltración de individuos ajenos a la institución en sus filas para trabajos sucios y criminales; uso indiscriminado y desigual de la coacción legitima. En fin, ahora son el instrumento de represión importante para asegurar el poder del MAS-IPSP.

Desde que la policía responde a las órdenes del Ministerio de Gobierno, la policía tiene muchos más problemas. Están obligados a reprimir cualquier manifestación pacífica, tener que callar acerca del incremento del narcotráfico, no investigar a criminales que operan en los ajustes de cuentas, la carga de trabajo ha crecido bastante. Esta situación de ser operadores para el encubrimiento de actividades criminales se convirtió en una tarea normal para la policía, pero se está volviendo cada vez más desagradable: los ciudadanos no están con buenas relaciones con su policía.

En la actualidad, la otrora policía del pueblo es ahora criticada por todos, suelen aparecer a la luz pública como ejecutora de políticas impopulares o incluso como criminales violentos. Todos los policías buenos y malos son el blanco de la ira de los ciudadanos y activistas. La policía está bajo presión por lo mismo, entonces hay que reflexionar sobre las razones, pero desafortunadamente la mayoría de la gente se olvidaron de la noble institución que desde algunos policías héroes le dijeron un rotundo ¡NO! a Evo Morales y sus esbirros. Los policías son humanos, tienen familia, tienen sentimientos y tienen que trabajar turnos todos los días y se supone que deben salir a las calles tratando de dar seguridad a costa de la represalia de los politiqueros y uno que otros desleales que perdieron la ética y la doctrina policial. La seguridad de todos los bolivianos sigue siendo la prioridad, una condición necesaria para el libre ejercicio de todos los derechos individuales y sociales. ¡La Policía debe ser recuperada para seguir siendo el pilar de la estabilidad interna!

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo