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Los nuevos actores políticos, los jóvenes y la política: entre el patrimonio y la renovación

Mientras Bolivia vive la peor crisis política de su historia después del retorno de la democracia, que revuelve los cimientos del gobierno populista del MAS-IPSP, el enfrentamiento por el poder entre la corporación política oficialista, los «gerontopoliticos» y la disputa por su inclusión de los nuevos «actores políticos» y los «jóvenes» llegó a su etapa decisiva a fines de noviembre 2019.

A estas alturas, en la opinión de muchos sectores sociales, el responsable principal del nuevo conflicto entre los eternos políticos y sus nuevos vasallos fue por empoderarse del triunfo de la “revolución de las pititas”. Podemos advertir en los nuevos actores políticos y la nueva juventud varias capas. Son los que intentan mantener un dominio dentro de la sociedad en la que vivimos en base a sus talentos, habilidades, iniciativas, trabajo y aporte que quieren lograr relacionados con sus intereses personales. También hay jóvenes que esperan que les suceda algo simplemente siguiendo las tendencias de la sociedad siendo simplemente una capa que transmite la cultura del día que se encuentra en las zonas urbanas. Otro grupo son los que ven la vida íntimamente relacionada con el trabajo y el bienestar familiar, atravesando un calvario de dificultades esta capa se encuentra más asociada a las zonas periféricas.

Sin embargo, la tendencia de los jóvenes de las dos primeras capas es crear una especie de independencia de pensamiento, incluso de la familia, sin embargo, sigue siendo la base principal y el centro donde se apoyan. Hoy en día los nuevos actores políticos y la juventud es la parte más activa, lo que refleja no solo una vitalidad de edad en las sociedades bolivianas, sino que muchos jóvenes ven su perspectiva en medio de un resentimiento que tienen con las políticas de gobierno en todo el espectro político, posición/oposición y aspiración para ser parte de los cambios. Toda esta simbiosis tiene raíces profundas en la larga transición de la sociedad en la que vivimos, pero también en el deseo de que los cambios que esperan los nuevos actores políticos y los jóvenes sean más rápidos y medibles acorde a la nueva tecnología.

Lo contradictorio ante estas actitudes lo advertimos el 10 de noviembre de 2019, tras semanas de protestas en las calles y después de 13 años, nueve meses y 18 días en el poder, renuncio Evo Morales a la presidencia. En el que se vislumbró la otra cara de la angurria para lograr sus propósitos, empoderándose de este triunfo temporal los viejos políticos que se distribuyeron el poder, no cumplieron con la incorporación de nuevos actores políticos y menos de los jóvenes, no cumplieron con el compromiso de la Policía en devolver sus funciones constitucionales —en su condición de nuevos administradores del Estado— empezó a darle un “golpe” a las aspiraciones de todo el país. Este golpe de mano, trajo como consecuencia la participación en nuevas elecciones del MAS-IPSP a pesar del colosal fraude electoral, volvió la violencia y el terror, retornaron los denunciados por delitos penales que cuentan con abundantes pruebas de eventual corrupción, abuso de poder y otros.

A partir de este “golpe de mano” el germen de la crisis había sido incubado con la detención arbitraria de la ex presidente constitucional Jeanine Añez, nuevamente retornaron los indicios de revolución, en esta nueva presión ciudadana para conjurar un movimiento por rescatar las “libertades” y “respeto” a la democracia, al efecto de retornar al “Estado de Derecho”. En esa secuela de golpes y mandobles, en un clima critico reaparece el «CONADE» con los mismos activistas políticos fracasados en las elecciones subnacionales, quitando cámara a los verdaderos luchadores contra el gobierno autoritario y abusivo. Considero que no es prudente aparecer como representantes de la ciudadanía personas transfugas y politiqueros con el solo fin de mantenerse vigentes en el escenario político nacional.

Estas actitudes politiqueras influyen para la resolución de la crisis. La hora de las definiciones, pues, está llegando. Y es importante recomendar que los viejos políticos sean los asesores con experiencia para dar paso y cámara a los nuevos actores políticos, y a los jóvenes sin contaminación de politiquería prebendal, ni clientelistas. Actitudes muy necesarias para resolver patrióticamente la situación. Se debe imponer una reflexión en todos los sectores políticos para evitar el fracaso en el proceso de retornar al Estado de Derecho boliviano. ¡En esta nueva oportunidad ya no sirve equivocarse!

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo