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Faena incomprendida de la profesión de policía

Todo ser humano desea tranquilidad ideal en la tierra, con la pretensión de huir del error. Un chalet cerca de un río en el trópico, el bosque sonriente; fuente clara, corriente próxima, y jardín florido; clima dulce y naturaleza perfumada; ningún aburrimiento, ningún cuidado; que no falte nada. Soledad sabrosa en la cual el morador consiga estirarse, inerte, en sillones y hamacas.

Mientras tanto, es en el trato con la lucha donde las fuerzas se erigen y las cualidades se perfeccionan. Considerando que el mal es la experiencia inferior del hombre en los cuadros de la experiencia más noble, es en el trabajo de mutuo amparo y tolerancia recíproca donde deberán transformarlo en bien duradero, como si tomáramos nuestras sombras de ayer para convertirlas en la luz de hoy.

Es aquí en el que surge indudablemente la función policial que ha tenido y mantendrá una gran relevancia porque sin ella es imposible que una sociedad cualquiera se desarrolle en paz. Constituyéndose en la actualidad boliviana en instrumento de gobierno y esto mientras prima la protección del orden político, pasando a un segundo plano la defensa de la sociedad. Dándole a esta misión constitucional diversos nombres como Policía Comunitaria, Seguridad Ciudadana, con bastante énfasis de una falsa asistencia hacia la sociedad, sin embargo no mejoran las relaciones con la comunidad, menos de reducir los niveles de inseguridad y aumentar la aceptación ciudadana.

La seguridad ciudadana no solo es la de reforma y control del acto policial; sino que se transforma en graves problemas y muchas de ella exceden la competencia y el margen de gobernabilidad de los gobiernos departamentales y municipales, quienes sin embargo, por diversos motivos, están tomando un protagonismo cada vez mayor en el diseño de políticas de seguridad.

Como antes hemos apuntado, el desarrollar un sistema de calidad total diseñado estrictamente por profesionales policías para un servicio público como el de la policía requiere un fuerte compromiso de los máximos dirigentes de la institución y un decidido apoyo político en lo administrativo sin intereses político partidistas.

Libres, se encontrarían ligados ante la ley para hacer lo mejor, esclavizados a los compromisos expiatorios, estarían encadenados, unos a los otros, en el instituto del cumplimiento de la misión constitucional, según la Constitución Política del Estado Plurinacional, para anular lo peor que fue por sus camaradas mismos, en los escándalos de corrupción pasados.

Nadie progresa sin alguien. Honremos, de esa manera, las pruebas que os consagran. El trabajo de policía es ascensión. El dolor es grabación. Toda adversidad advierte, todo sufrimiento instruye, todo llanto lava, toda dificultad esclarece, toda crisis selecciona. La virtud solitaria es pan en estantería. La competencia en el anfiteatro es usura del alma. Todos somos alumnos en la escuela de la vida en esta bendita patria llamada Bolivia; y nadie consigue aprender sin enseñar. Es lo que siempre dio el policía y da la labor desprendida de cada uno que noche a noche y día a día patrullan con denuedo nuestras calles.

Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

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