El MAS-IPSP en su maraña del miedo
Aristóteles no dijo casualmente que cada periodo tiene su propia función. Los jóvenes deben ser soldados, los de mediana edad deben participar en la política y la administración, y los viejos con su sabiduría deben ser la conciencia de la sociedad y con tono místico y sabio tener el papel de apóstoles y educadores. En la Bolivia del “Proceso de Cambio” el problema surge cuando hay necesidad de soldados políticos en la política. Ser demasiado joven para ser sabio, demasiado joven para llevar la carga de un cargo político, pero en la edad adecuada para librar guerras políticas. Guerras que en las que algunas batallas acaban con la pérdida de recursos y mecanización. La situación por la que atraviesa el MAS-IPSP en su conjunto, y especialmente la agitación existencial que se ha apoderado de todo el consorcio azul como a sus dirigentes de las 6 Federaciones del Trópico, actualmente no es una existencia prometedora, normal y políticamente normal. Este diagnóstico de la situación política no se relaciona tanto sólo con sus problemas internos, sino con la responsabilidad existencial, directa e indirecta relacionada con el desempeño político y la crítica constructiva del gobierno del Estado Plurinacional. La élite política del MAS-IPSP, envuelta en el remolino de la “guerra contra sí mismo”, está ingresando a la influencia de los viejos actores políticos en la “administración del Estado”, en la que el autoritarismo y el papel despótico de los “Evistas” se volvió inconsistente y pernicioso.
Los viejos líderes del MAS-IPSP —fugados y asilados— no pueden ser tan ingenuos e irresponsables, como para no distinguir entre el “gobierno” que llega al poder a partir de las elecciones, sin la participación de los “evaporados en la arena política” que es una definición y una realidad muy amplios, ¿en qué posición, papel y responsabilidad pretenden exigir cuotas de poder? Esta idea de “indispensables” a los nuevos líderes en el gobierno les da la oportunidad de ver y actuar contra todos los errores que sumieron al MAS-IPSP, de quienes pretenden ser los “reyes detrás del trono”, para desempeñar ese papel que están jugando mal, primero deben diagnosticar sus enfermedades (corrupción, narcotráfico, contrabando, abusadores, pedófilos etc. etc.).
Veamos algunos de ellos. “Estos últimos días no sólo nuestro hermano Evo, el hermano Andrónico y mi persona hemos estado constantemente amenazados, constantemente perseguidos, no sé si serán algunos miembros de la Policía, la derecha boliviana o la propia Embajada Americana, están siguiéndonos paso a paso, dónde estemos, cómo estemos, con quién estemos…”; “Si encontrara o fueran compañeros del trópico de Cochabamba, que no se dice nada sobre eso, inmediatamente nosotros tomaremos las acciones legales, asumiremos acciones orgánicas. Si algún involucrado en ese video sería afiliado a las 6 Federaciones, inmediatamente será expulsado”, señaló Loza (otro amo del Chapare). El caos de la antigua estructura de liderazgo del MAS-IPSP es bastante evidente. Algunos de sus políticos, más que colaboradores, aparecen como prototipos políticamente distorsionados por su larga trayectoria como “políticos corruptos” que considero están perdidos, porque los nuevos actores del MAS-IPSP y la DEA cualquier momento, más tarde que nunca harán justicia, a pesar que en la Bolivia del actual gobierno la justicia continúa podrida.
Los líderes están tratando de superar esta situación, confiando no tanto en la movilización de ideas, sino en sus “amigos personales”. Bajo estas condiciones, el debate entre los dos grupos mayoritarios se estratifica como una batalla que en su mayoría emerge como una tautología vacía, sin sustancia real provenientes de la guerra personalizada, ideas dispersas basadas en la ambición personal. Dudo que para asegurar la “unidad interna”, los nuevos actores del MAS-IPSP se arriesguen a encubrir los “errores pasados” y hacer concesiones a la mediocridad, cuyo tributo pagarían en las próximas elecciones.
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo