Noticias

El crimen organizado y la política: ¿cómo atrapamos a Marset?

¿Qué es un delincuente según el Código Penal boliviano? Según la definición jurídica, dícese “delincuente” al ciudadano que ha sido condenado ejecutoriamente por un delito o una violación de la norma penal. Últimamente en la “jerga” del Ministro del Castillo y de sus dependientes, se volvió normal este calificativo para descalificar a los ciudadanos que realizan denuncias en contra de autoridades y policías corruptos. Marset, por lo visto está muy informado, y se refirió a las últimas declaraciones del Ministro de Gobierno: “Lo veo bastante preocupado señor ministro (Eduardo) Del Castillo, muy preocupado lo veo. ¿Está con miedo de lo que pueda decir? No esperó ni siquiera al programa del domingo, ya está diciendo que estoy acostumbrado a mentir”.

Reapareció Sebastián Marset en la entrevista televisiva y apuntó contra el Ministro del Castillo y lógicamente a algunos funcionarios de la Policía (Aclaración: La policía ya no es aquella institución que dependía directamente de sus comandantes; ahora la policía es controlada y dirigida por el Ministro de Gobierno). Marset se burló de las declaraciones del ministro del Castillo, quien dijo que el uruguayo está acorralado y en Paraguay.

Bolivia siempre tuvo su historia de narcotráfico que se acrecentó desde el año 2006 en el que Bolivia se encuentra calificado entre los Estados mafiosos y cleptocráticos, es decir, que está operando como un cartel criminal y manejando los asuntos estatales de manera muy similar a como lo hace una organización criminal, lo que se constituye en la mayor amenaza a la democracia en la actualidad.

En otras palabras, ¡las cleptocracias se rigen por el robo! Desgraciadamente, la mayoría de los gobiernos “populistas” de la región tienen la característica básicamente de una organización mafiosa. Su intención es gestionar el Estado como una empresa criminal para otros intereses criminales. Con las revelaciones de Marset ¿Qué pasa con Bolivia? En última instancia, ahora está controlado por grupos de productores de coca y de fabricantes de cocaína que se convierten en traficantes de armas, contrabando, y trata y tráfico de personas, todo un Estado canalla para la mirada del resto del mundo. Porque ya no están interesados en dirigir el gobierno. La élite política y algunos policías ya no les interesa la seguridad o el patrullaje, sino en establecer grupos de “volteos de droga”, robo y comercialización de vehículos indocumentados. Vivimos en un Estado corrupto donde millones de dólares cambian de manos ilegalmente anualmente, hay una gran tendencia que se está viendo ahora: la gente está legalizando la corrupción.

En esta lógica la gente actúa “politiqueramente” aunque no sea política. Creemos que todos los políticos están motivados para ser grandes líderes, pero ¿qué pasa si su verdadero objetivo es apoderarse del Estado o convertirse en criminales? ¿Qué pasa si su objetivo es utilizar la democracia para apoderarse del Estado? Éste es el objetivo de muchos políticos.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo