EL COVID-19 Y LOS AVENTUREROS DE LA POLÍTICA
No soy virólogo, microbiólogo, biólogo, ni mucho menos epidemiólogo en esta difícil situación dejo al criterio a los científicos especializados. Sin embargo, es difícil no hablar desde el comienzo de la epidemia en Wuhan (China), las preocupaciones sobre el coronavirus 2019-nCoV se han desarrollado a gran velocidad y los medios han dedicado la cobertura y la desinformación desde las RR.SS. Sin entrar en el catastrofismo ante esta epidemia, considero que la situación está lejos de ser tranquilizadora, por que comparto públicamente mi punto de vista.
Hemos entrado en una etapa de pánico y arguyen muchos a la “teoría de la conspiración”; Este término, según el sociólogo Pierre-André Taguieff, es ficticia y es lamentable e insinúa que dicha teoría no existe, de algo que obviamente es falso. Por lo tanto, prefiere hablar de una “mentalidad conspirativa”.
El miedo del siglo XX fue la guerra nuclear. Todas las instituciones mundiales han sido construidas para responder a sus amenazas. El Covid-19, sin embargo, mostró a los científicos en defensa mundial que éramos inexpertos. Ello debe traernos a la mente abril de 1953, cuando Alien Dulles aprobó el proyecto Mk-ultra que le había propuesto Richard Helms, quien años después se convertirá en director de la CIA. Este fue el más importante de los programas de investigación bio-química y bajo su nombre en clave se encubrían cerca de 150 subproyectos relacionados con el control mental e incluso con la parapsicología, coordinados por el Dr. Sidney Gottlieb. Se rodeó del más absoluto de los secretos, tanto por la escasa legalidad y moralidad de algunas de sus investigaciones como por temor a las reacciones hostiles de la opinión pública norteamericana y de los servicios de inteligencia extranjeros.
La puesta a punto de sustancias capaces de alterar el comportamiento humano se desarrolló centrada en la investigación de las mismas, se confió a numerosos especialistas que trabajaban en laboratorios universitarios y privados, en hospitales e instituciones estatales; la mayoría de ellos ignoraban que trabajaban para la CIA. El objeto principal de estudio fue el uso de la biología en asuntos de guerra, debido a la errónea sospecha de que los rusos podían invadirlos.
Desde aquella vez los agentes de guerra biológica se refieren a microorganismos que pueden multiplicarse en los cuerpos de personas, animales y plantas y causar enfermedades a gran escala. Los agentes de guerra biológica se pueden dividir en agentes letales, agentes incapacitantes, agentes de contacto (infectados durante el contacto) y agentes sin contacto. El uso de armas biológicas para lograr sus objetivos militares se llama “guerra biológica”.
Lo inquietante del asunto es que nada tiene que ver con la actual crisis geopolítica mundial. Esto sucede con la guerra comercial en el que el Yuan Chino que represente una amenaza real contra Estados Unidos. Estamos en 2020 y, aunque ciertos grupos musulmanes han continuado con sus atentados terroristas, ningún americano medio puede sospechar aún que la amenaza china se ha erigido como su futuro gran oponente… Sin embargo, asevera uno de los líderes del estudio, Kristian Andersen, comparando los datos de secuencia del genoma disponibles para las cepas de coronavirus conocidas, determinan que se originó a través de procesos naturales. El presidente de los Estados Unidos, arremete reiteradamente contra lo que denominó “el virus chino”, mientras los diplomáticos chinos acusan a Estados Unidos de estar detrás de la pandemia explicando inclusive que este nuevo coronavirus había aparecido originalmente en territorio estadounidense. No hay evidencia de que el Instituto de Investigación de Virus de Wuhan haya tenido tal fuga. Pero dio nacimiento a la nueva guerra fría del coronavirus entre China y Estados Unidos.
El mundo entro en una emergencia sanitaria, donde ahora es preciso la solidaridad y la cooperación como el arma más poderosa. Esto también deja en claro cómo, en tiempos de conflicto comercial y nacionalismos en Europa y resto del mundo. Mientras que en Bolivia existen quienes tratan de sacar réditos políticos, estos servicios de ayuda solidarios se han convertido en una parte central de una guerra de propaganda en favor de algunos líderes políticos.
Según Clausewitz, la relación entre lo político y lo militar es la piedra angular de cualquier estrategia de guerra. Con frecuencia, pero no siempre, la dimensión política incluye la dimensión militar, en la medida en que es el líder político quien decide si recurrir o no a la guerra. La guerra está entonces en la articulación de lo político, lo militar y lo ideológico. En tales condiciones, ¿Cuál es la libertad de decisión y acción del político y el estratega? ¿Cuál el lugar que se debe dar a las cuestiones de derecho y ética? ¿Cuáles son las intenciones en la era de la globalización acerca de las consecuencias sobre la evolución de las sociedades y las relaciones entre los Estados? ¿Acaso no deberíamos comenzar a repensar en el impacto del virus en la política internacional y sus efectos en lo nacional? El “modelo chino” aparece en este caso como una referencia para la corriente global antiliberal, mientras que China trata cínicamente de capitalizar su “victoria contra el virus”, Beijing promueve su sistema político declarando haber conquistado el virus, para inmediatamente llevar a cabo una ofensiva diplomática para enarbolar su modelo.
La realidad actual nos muestra que estamos en una guerra contra el COVID-19 donde la economía europea se hunde, la gestión de Donald Trump es caótica y en Bolivia no se está cuantificando los efectos económicos futuros.
La conclusión de este proceso de observación, estudio y exploración de nuestro exclusivo “universo interior”. Obtenemos información sobre los desafíos de la vida, descubrimos nuestros potenciales ocultos, nos comprendemos, desarrollamos una visión del mundo cada vez más amplia y descubrimos el significado de nuestra realidad. Por lo tanto, no es hora de hacer política partidista y trabajo de ganar imagen mediática. En este momento en que la pandemia de coronavirus aumenta, es cada vez más urgente revisar los fundamentos políticos y económicos de un enfoque más coherente de la seguridad nacional para aplicar lo que se denomina el “Estado de guerra” aplicando el Artículo 246 de la C.P.E. La seguridad nacional, la política de seguridad nacional, las prioridades económicas y la seguridad a nuestra sociedad deben adecuarse al nuevo entorno global de amenazas de seguridad complejas.
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo