¿Advenimiento del fin de nuestras libertades?
Se intensifican los síntomas de una realidad totalitaria. El fantasma del totalitarismo recorre Bolivia. El socialismo del s. XXI aún no ha muerto, transformado en el populismo latinoamericano se manifiesta aun los algunos países. Las fronteras del populismo se extienden más allá de la imaginación. Son fuertes los lazos con las organizaciones supranacionales que controlan las actividades económicas del mercado legal y del mercado ilegal. ¿A cuánto asciende en cada uno de los países de América Latina? Sabemos que en algunos de ellos —Venezuela o Nicaragua— es relativamente alta. No así en otros como Perú, Chile o la Argentina, donde sus gobiernos priorizaron las políticas de seguridad.
Podríamos trazar un amplio cuadro del fenómeno de la corrupción en la vida cotidiana de los latinoamericanos y de Bolivia en particular. En el circuito del contrabando, el narcotráfico, trata de personas, soborno, la ‘coima’ o la ‘mordida’, por ejemplo. O incluso en la intensa proliferación de sectas religiosas que crecen al margen de las iglesias institucionalizadas y, de las organizaciones políticas, sobre todo, luego de aprobarse las primarias electorales.
Lo que parece un pequeño detalle al margen es en realidad pecar de ingenuos tenemos un gobierno que arbitrariamente no cumplió con la segunda repostulación, dijo también que cumpliría con los resultados del referéndum del 21 de febrero 2016. Por último, aprobaron las elecciones primarias únicamente para legitimidad al binomio oficialista; ante la renuncia de Exeni por enfermedad y la de Uriona para que ya no haya estancamiento y que, de una vez, el gobierno controle la sala plena confeccionaron una ley corta para habilitar inconstitucionalmente a una vocal suplente. En estas condiciones ¿Existe confiabilidad en las determinaciones del T.S.E.? ¿Con esta sumisión del T.S.E. al órgano ejecutivo no habrá fraude? ¿De perder las elecciones el candidato oficialista respetara los resultados?
El recuento no tiene fin. ¿Qué ha sido la actividad cívica de las plataformas ciudadanos? El civismo no los hace abandonar, ahí están todos los días, sin que les importe los intereses que están demostrando la gran mayoría de los dirigentes candidatos a la silla presidencial y algunos sujetos que se autonombraron representantes de plataformas ciudadanas. Los demagogos con intereses particulares y de grupo se olvidaron de la verdadera causa. La causa del “21-F” e ingresaron al juego del MAS-IPSP para legitimar su inconstitucional (trucha) candidatura, y que todavía actúan con soberbia y prepotencia inmoral argumentando el respeto por la democracia. ¿Sera licito y democrático incumplir los Arts. 168 y 410 de la C.P.E.? Esto nos muestra únicamente una nueva muestra del totalitarismo.
El gobierno cínicamente está gobernando como partido único (partido dominante) tiene el monopolio de la actividad política, que concentra el poder en manos de sus socios corporativos. Como resultado, tiende a confiscar toda la actividad de la sociedad y no puede haber oposición organizada. Sin embargo, otros partidos están siendo permitidos, pero están subordinados al partido dominante y son partidos de respaldo en una sola coalición.
En la clasificación de los regímenes políticos, los regímenes de partido único se catalogan como dictaduras o regímenes totalitarios. En algunos casos, el partido único puede ser una autoridad preeminente dentro del Estado y, a veces, incluso fusionarse con o sustituir al gobierno, convirtiéndose en un “partido-Estado”. Como ejemplo citamos a los Estados comunistas y las “democracias populares”; La Alemania nazi, el régimen fascista de Benito Mussolini y el franquismo en España también fueron regímenes de partido único.
Toda sociedad admite, por supuesto, cierto grado de dominación del Estado. Cuando gran parte de su vida cotidiana se escapa por una vía clandestina, empero, el Estado deja de representarla acabadamente. Podría pensarse que la dominación es un remedio a la ineficaz prepotencia del Estado. Cuando el gobierno no cumple con la C.P.E. y las demás disposiciones legales, la sociedad responde con la desobediencia civil legitima. Pero están cometiendo un grave error pretendiendo hacernos creer que la dominación legal se confunda con el totalitarismo y que compensa adecuadamente el colapso del sistema oficial. En un país que crece al margen del Estado, también se pierde el sentido de la nacionalidad. Si el Estado anda por un camino y la sociedad por el otro, la nación deja de ser lo que definió Ortega y Gasset: “un proyecto sugestivo de vida en común”. ¿Y si ya no es eso, qué es? …es pues el advenimiento del fin de nuestras libertades. La defensa de nuestras libertades debe ser ahora; mañana será tarde.
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo