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VENCER AL MAS-IPSP Y A SUS SECUACES

En 2005 aprovechando la desconfianza y corrupción de los denominados partidos tradicionales y aprovechando el resentimiento popular el MAS-IPSP conquistó el poder democráticamente, quiénes aprovechando la angurria de poder nos condujeron al sistema del «unipartidismo» controlando las instituciones ‘clave’ del poder —cuatro Órganos del Estado—. Así es cuando la Policía y las FF.AA. son utilizados para aplastar cualquier forma de oposición. También como los tres Alcaldes Municipales de la troncal que se convirtieron funcionales al MAS-IPSP. Es importante considerar estos elementos de nuestro problema político desde la cohesión interna.

No abordaremos con una definición pedante de “guerra”, sino que nos ceñiremos a su elemento esencial: la “pugna”. La guerra no es más que una pugna agrandada. Si deseamos aprovechar como unidad la infinidad de las pugnas personales en el MAS-IPSP y en otras organizaciones políticas, representemos a dos soldados: cada uno busca, utilizando su fuerza física, que el otro haga su voluntad; Su objetivo inmediato es derrotar al adversario y hacerlo incapaz de resistir. El enemigo público es todo el MAS.IPSP.

Las fiestas democráticas electorales son actos de violencia comprometidos a obligar al adversario a someterse a otra voluntad. Desde la perspectiva de Clausewitz“la actividad política se entiende y justifica como una continuación de la guerra por otros medios”. La violencia, es decir, el abuso físico (porque no existen ningunos conceptos morales fuera del Estado y la ley), es el promedio. Imponer nuestra voluntad sobre el oponente es el final. Para lograr este fin con seguridad hay que desarmar al oponente. Es eliminar todos los medios de defensa, es, por definición, el verdadero objetivo de la acción militar. Sustituye el final y alguna desviación tanto como no perteneciente a la guerra en sí. Así, los supuestos políticos y especialmente quiénes se consideran de oposición para derrotar a la «peste azul» deberán tomar en cuenta: 1. Controlan los cuatro Órganos del Estado, 2. Padrón electoral viciado, 3. Más de 580.000 servidores públicos (¿querrán perder su trabajo?) y 4. Apoyo de los jefes del narcotráfico, del contrabando y otros criminales ¿Podrían fácilmente imaginar que hay una forma artificial de desarmar o derrotar al MAS-IPSP democrática, honesta y transparentemente? y esa es la verdadera tendencia analizada desde el arte de la guerra. Sin embargo, debemos disipar este error, tan hermoso como es. De tratarse de políticos ilusos y altruistas, con estas observaciones ¿pretenden ser presidentes? ¿el Órgano Electoral les admitirá inscribir nuevas organizaciones políticas? A lo único que apuntan es ganar algunos escaños de senadores y diputados ¿para qué? Pues para vender su conciencia, resarcirse de los gastos invertidos en las campañas y obtener réditos. Porque en una empresa tan peligrosa como la política, los errores engendrados por la bondad son precisamente los peores ¡No más políticos viejos! ¡No más partidos políticos tradicionales!

Esta es la forma de ver las cosas, y es un esfuerzo inútil, incluso absurdo, descartar la naturaleza del elemento brutal debido a la repugnancia que inspira. Al MAS-IPSP no se lo ha de derrotar legalmente. Así pues, el camino es extremadamente estrecho. Y estaría bien, prepararse para recorrer el camino inverso una vez que la excepcionalidad se acaba, incluso a riesgo de perder la vida. Pero por lo menos podemos —debemos— educarnos ahora en estas contradicciones si queremos que la lección de 2019 no se repita… la próxima vez.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo