¿Prohibido mirar, prohibido hablar, prohibido escuchar y prohibido comunicar?
Es un día en el que no sabes de que escribir, todo es noticia ¿sobre cárceles? ¿sobre el 21-F? ¿la masacre a los dos militares? ¿Santa Cruz, Chuquisaca y el campo gasífero Incahuasi? ¿La Haya: las bartolinas y los invitados de Evo?, habrá que concretar una hazaña única en el país: mucho material cotidiano para especular.
En toda esta encrucijada de declaraciones públicas no puede faltar la advertencia del comandante de la policía anunciando que “perseguirán a las personas que incurrieron en terrorismo en las redes sociales habría que recordarle ¿Qué es terrorismo de Estado? ¿Cuál es la misión constitucional de la institución policial?, es pues, mostrar resultados científicos y profesionales dignos de una institución responsable y no intimidar al mismísimo estilo dictatorial. La policía en la actualidad funge como un cuerpo armado y con capacidad de represión que se destina a evitar la subversión contra el régimen político. Mientras que el gobierno cada día les va cercenando mas sus funciones, lo de función integral quedo para la historia. En la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano dice: “la garantía del hombre y del ciudadano necesita una fuerza pública, instituida para la ventaja de todos y no para la utilidad particular de aquellos a quienes esta confiada y por lo tanto debe estar mantenida por una contribución común”. Esto ocurre con todas las demás instituciones del Estado, ya no existe división e independencia de poderes, el consenso, el dialogo, la hidalguía para entrar en una etapa de reconstrucción de lo que muchos bolivianos creen que el gobierno del MAS-IPSP ha destruido.
El régimen elevó la deuda externa en un 22% (8.844 millones de dólares) desde diciembre de 2016 a septiembre de 2017, cifra muy elevada considerando los escasos recursos de Bolivia. La popularidad de Evo Morales bajó de 31% al 22% de los bolivianos que quieren que Morales se vaya. Los partidos políticos no logran salir de su crisis, cediendo su lugar a los colectivos, plataformas y organizaciones ciudadanas (que incluye a los solitarios de las RR.SS.)
El régimen imperante centralista, estatista y personalista, con su arbitrariedad, con las restricciones de las libertades y la represión, está ahogando a la nación y creando las condiciones para que ocurran hechos como los que ahora lamentamos — atentados terroristas de Oruro, asesinato de militares, motines en las cárceles, paralelismo sindical, fricciones entre gobiernos departamentales— responsabilizando a los opositores, a los vende patrias, a la extrema derecha, censura de periódico, censura a las RR.SS. y la negativa a dar espacio de propaganda del gobierno a los medios independientes.
El gobierno que a sus males suma los cuantiosos daños ocasionados por el FONDIOC, caso Zapata, Banco Unión, Lamia, cartel de la mentira y etc. etc., tampoco mantiene relaciones cordiales con la iglesia, que continuamente expone su preocupación por la falta de diálogo para preservar la paz, mejorar la vida de los bolivianos respetando el referéndum del 21-F y llegar a una solución política sin luto.
Los bolivianos nos encontramos en un momento de gran tensión. Y que hay que establecer un calendario institucional claro para cumplir la C.P.E. y las demás disposiciones legales en el marco de un sistema de democracia plena. El pueblo no soporta esperar hasta 2019 el acrecentamiento de la violencia, del contrabando, del narcotráfico y de la corrupción.
Evo Morales y Álvaro García Linera, que no son hombres dispuestos a la renuncia, gozan del respaldo de las Fuerzas Armadas, que se caracterizan por su proverbial prebendalismo. Así es como la impaciencia de los civiles, salvando imponderables, deberá ajustarse, hasta nuevo aviso, a lo estipulado. Claro que los más timoratos no olvidan aquí la reciente experiencia que se vive en la vecina República Bolivariana de Venezuela, mientras nos amenazan despóticamente a callar, no oír y mucho menos denunciar.
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo