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MILITARES Y POLICÍAS EN EL FALLIDO «PROCESO DE CAMBIO»

No podemos sustraernos al conocimiento que naturalmente obtenemos de la investigación académica de la evolución política del proceso de cambio en la Bolivia de Juan Evo Morales, en la lógica de la política Weber dice: “la tendencia —que se manifiesta en los individuos— a participar en el poder o a influir sobre los que disfrutan de él, sea entre distintos Estados o entre los diversos grupos incluidos dentro de un Estado”, tanto menos que como crítico lo he seguido paso a paso. Como ciudadano corriente tengo un profundo escepticismo y un gran descreimiento acerca de lo que el gobierno se propone para más adelante.

Cuando los generales del proceso de cambio de la policía entregaron las primeras funciones de la Dirección de Identificación Personal, y de Licencias de conducir, permiten el desmantelamiento de la MUSERPOL, siguieron con la Unidad de Control Aduanero (UCA), —Función de lo que es la Policía Aduanera— y ahora la creación del Viceministerio de Lucha Contra el Contrabando, brazo del Ministerio de Defensa. Digo ¿Ese es el precio para asumir los comandos? ¿Están desmembrando la institución? Lamentablemente no se integraron a la corporación política del MAS-IPSP para proteger la institucionalidad y la doctrina institucional. Tesis cooptada del modelo venezolano y adoctrinada para el sometimiento de Chávez a la doctrina del sociólogo argentino Ceresole acerca del poder estatal, concentrado y centralizado, que debe estar en todas partes, hasta dentro de las familias como lo hicieron y hacen “los herederos de los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. En Europa la doctrina se aplica y se aplica en casos extremadamente distintos, como la Serbia de Milosevic y la Austria de Haider; por ello, tal vez, Vladimir Putin acaba de exhortar al pueblo ruso a agruparse en torno a sus fuerzas armadas, con moral de victoria y rearmadas (…)”. En este proyecto político también preveían la importancia de la policía en el acopio de la información y el peligro que se cierne sobre los políticos dedicados a la corrupción, él contrabando y el narcotráfico, por lo que tienen que desmantelar a la policía de sus funciones para encarar su verdadero programa “La política de la defensa de la Revolución Nacional debe representar la antítesis de la vieja concepción. Es decir, entender a las distintas Fuerzas como un único brazo armado al servicio de la Nación¨ (Ver: Norberto Ceresole, Tecnología Militar y Estrategia Nacional, política y economía de la defensa¨, Pleamar-ILCTRI, Buenos Aires, 1991)”. El potenciamiento de las FF.AA. con funciones policiales se debe a este proyecto de gobierno totalitario —Partido Estado— proyectado por el “Foro de Sao Paulo 2016”. Si bien esta línea continua el pueblo boliviano y la institución fundamental de la fuerza pública, que tiene la misión específica de la defensa de la sociedad y la conservación del orden público están en grave riesgo ante la abdicación rastrera y de entrega institucional por parte de los generales del proceso de cambio. De manera que la incógnita reside de nuestro futuro que se encuentra en el programa de la reelección de Juan Evo Morales esa política mantiene y profundiza algunos de los peores aspectos de la que se ha venido desarrollando durante los últimos años. Implica además encerrar al país en un chaleco de fuerza económico que para que resulte eficaz, deberá ser sostenido por controles burocrático policiales muy rígidos, algunos de los cuales ya se anticipan en la ley de empresas sociales. Otros vendrán a corto plazo. Todo ello respondiendo, seguramente, a exigencias políticas de los cocaleros del Trópico cochabambino. El único discurso del gobierno plagado de tono condenatorio, compasivo, moralizador o sentencioso que, de ordinario, suele aplicarse a los pueblos incipientes, semisalvajes formula la más descarnada crítica oficial realizada hasta ahora a las políticas anteriores del proceso de cambio muestra crudamente cómo el país fue esquilmado y califica el estado de cosas a que fue conducido como de “destrucción sin precedentes de la economía” sin embargo la deuda externa dejada era de 400 millones de dólares y para 2018 creció a 900 millones de dólares. Todo es aceptado como si nadie tuviera la culpa del fracaso, y como si éste fuera consecuencia de acontecimientos externos fuera de control, y no el producto de errores graves y de costosos experimentos tecno-máticos. Es más, algunos de los artífices del actual desorden económico, social y político, son los asesores cubanos y venezolanos. Es difícil que el país siga tolerando actitudes semejantes.

Es hora de despertar de nuestro letargo este modelo parásito, no es “marxismo” y menos “socialista”, lo inhumano, lo inmoral y lo superfluo no tienen, no pueden tener cabida en nuestro sentimiento de libertad. De lo contrario se quebrará la fe pública y se terminará por no creer en nada. Lo más aterrador que nos pasa a los ciudadanos bolivianos y a los policías bolivianos es que nunca pedimos cuentas. Esto es muy cierto y no se trata solamente de dilucidar culpas, sino de que, por no querer hablar de éstos, se vuelve a incurrir siempre en los mismos errores. En resumen, como espectadores involuntarios de lo que ha ocurrido y lo que creo va a ocurrir nos sentiríamos seriamente frustrados.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

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