NOSOTROS Y LA VENEZUELA DE NICOLAS MADURO
El diálogo socrático, tal como nos lo anunció Platón en sus ‘diálogos’ donde él representa a Sócrates, tiene como finalidad hacer que los interlocutores cuestionen sus opiniones y sus creencias y, por lo tanto, cuestionarse a sí mismos, es decir, el significado de sus pensamientos.
Desde hace muchos meses es recurrente escuchar absolutamente por todos los medios masivos de comunicación pronunciarse la gente acerca de la crisis venezolana. Mas allá de nuestra solidaridad por lo que concierne la parte humanitaria de aquella sociedad.
La Venezuela de Maduro se encuentra sumida en una grave crisis política y humanitaria. Se pronuncian respaldando a Guaidó; que Maduro está nervioso; que la intervención de EE.UU. esta en proceso. La República Bolivariana de Venezuela alcanzó esta crisis por la corrupción y el narcotráfico, ante todo. El régimen de Chávez y Maduro se comió fortunas sorprendentes y regaló dinero sin considerar, cuando su país disfrutaba de la ganancia de petróleo más fabulosa de la historia. Y todos los apoyadores, especialmente políticos debemos preguntarnos ¿Cómo anda el gobierno Plurinacional con la corrupción, el contrabando y el narcotráfico?
En nuestro país, durante el Proceso de Cambio hemos permitido la injerencia de los cubanos, venezolanos y de otros sujetos especializados de países con gobiernos populistas (Foro de Sao Paulo, China y Rusia). Asesoran y ayudan a desarrollar una política nefasta, entreguista y, por lo tanto, son responsables de la crisis política actual.
Si el dilema es depender o no depender de uno u otra potencia extranjera, desde 1492 fuimos sometidos a algún imperio, de ahí nuestro modelo exportador de bienes naturales primarios para promover el desarrollo en nuestro continente ¿de esta manera demostrarnos que sí somos independientes?
No es, por supuesto, que la independencia no importe. Por supuesto, importa. Como importan las Relaciones Internacionales ¿Qué diríamos de nuestro país que se está aislando por culpa de la mala política de Relaciones Internacionales por la amistad personal con gobiernos de países pequeños e islas? No que sean más independientes que nosotros; Venezuela ya paso del umbral con el modelo “castrista”; no “socialista”. Nuestro país está aún a la puerta del sistema “castrista”. Aún estamos a tiempo para exigir el cumplimiento de la Constitución Política del Estado y del Estado de derecho. ¿Un gobierno mentiroso cumplirá con los resultados de nuevas elecciones? ¿A un gobierno que hasta ahora le hemos permitido que cimente los Órganos del Estado bajo su a su imperio y antojo? ¿Qué certeza tenemos que no habrá fraude? ¿Esperaremos la buena voluntad de Trump, o de Bolsonaro para que nos salven? Somos nosotros los responsables de llegar hasta este límite, y solo nosotros debemos salir de este enredo.
Lo que hay que preguntarse entonces no es si el dilema dependencia-independencia es válido —indudablemente, lo es— sino más bien si no hay otro dilema prioritario: “libertades o solo democracia”. Es hora ya de organizarnos y entrar en acción y no esperar los resultados de finales del 2019. Estamos gastando nuestra capacidad de consenso entre los políticos opositores y la sociedad civil. Por respeto a la autodeterminación y la soberanía no recibiremos apoyo material de ningún otro país hermano. Es que no estamos viendo la verdadera realidad nacional del peligro de los populismos. Esta preocupación no tiene que ver con las definiciones morales sino con la defensa de nuestras libertades y el respeto a la ley. Mientras los oficialistas se inclinan formalmente ante los cubanos, rusos y chinos, nos invaden silenciosamente hasta nuestra privacidad. Nosotros enaltecemos nuestra soberanía y nuestra autodeterminación discursivamente, pero no percibimos la verdadera intromisión política que seta permitiendo el gobierno del MAS-IPSP. Que Evo Morales y García Linera exijan el cumplimiento de su derecho humano pasa a ser entonces no sólo una expresión de discutible moralidad; se parece también a una cortina de humo destinada a esconder, detrás los intereses de un “poder paralelo” ¿…y entonces como andamos por casa?
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo