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Los golpes de Estado del consorcio político azul

Es fácil ser analista crítico social en los buenos tiempos. En la Bolivia del MAS-IPSP, que no nos engañemos, nunca ha habido nada que nos pueda llevar a la desagradable conclusión de que es muy difícil decir algo culto en momentos difíciles, inhumanos y oscuros, es decir, en los únicos que el ciudadano local conoce y a quién tiene derecho a recordar. Son así, lo que se puede hacer, lo único que podemos hacer, de ayer a mañana y pasando por hoy, son los pequeños cambios en la tonalidad del color negro que a veces parece ponerse un poco azul, y otras es horrorosamente, diabólicamente azul oscuro, como esos árboles de “terebinto” en las praderas de Porongo al caer la tarde de otoño, de cuyos troncos, dicen, brota sangre camba en lugar de resina.

Ahora bien, hoy mismo, digo, volvemos a arrojarnos a esa brisa fría del viento sur de la más oscura oscuridad y no creo que haya una persona en el país que tenga una lógica elemental y hasta una conciencia por debajo de la media, y con miedo a preguntarse ¿Para que el paquetazo de leyes? Pues hubo otro Golpe de Estado en Bolivia con el fraude electorero de octubre 2020, lo que con mucha valentía denuncio la Dra. Rosario Baptista, con más o menos 1,2 millones de votos fraudulentos; toda Bolivia y la OEA está de acuerdo en ese hecho. Para otros, el primer Golpe de Estado se dio en el desconocimiento de los resultados del referéndum vinculante del “21-F” de 2016. Hay un pequeño porcentaje de ciudadanos violentos y energúmenos que probablemente estén de acuerdo con los proscritos azules y dirán que es solo una lucha de los “pititas” por “apoyar a los golpistas”, pero esas personas son un número pequeño y su opinión, por supuesto, es con la cobertura de los medios comprometidos con el partido oficialista.

Al mismo tiempo, no será para nada extraño que en esa aventura de consolidar el centro de producción sudamericano de coca y de sus derivados se les unan un montón de peones del crimen internacional, como vemos en las pantallas de televisión las series colombianas y mexicanas. Así son, los Golpes de Estado del MAS-IPSP, en el letargo de los policías abandonados por la sociedad a quiénes apoyaron en octubre 2019, hoy subyugados policías como la mayoría ciudadana que buscan su lugar bajo la vigilancia azul, sumidos en la pobreza general, el desorden evidente, la inseguridad y la miseria causal. Esto no es un problema, nacemos materialmente pobres y probablemente iremos al mas allá así, pero será muy triste si esta miseria mental que acecha detrás de nosotros como una sombra continúa, porque espontáneamente y hábilmente puede matar a sangre fría. Como el idiota que se considera “Inca” y considerarse descendiente aimara, desconociendo la auténtica historia de nuestros pueblos precolombinos para lanzar amenazas en nombre de “la furia del Inca”. ¡Cambio el sentido del movimiento del reloj en su trasnochada idea primitiva! ¡Cambio el escudo de armas de la República de Bolivia por un dibujo sin base histórico! Probablemente espera que todos seamos retrógrados, pero nuestra juventud no es estúpida, no seguirán su torcido camino maniático.

En la movida insensata e increíblemente cruel contra los ciudadanos desprotegidos ¿cómo reflejar todo el sinsentido de estos tiempos extremadamente peligrosos en los que escribimos en tiempos azules?, más azul oscuro de lo normal, absurdos y pecados cotidianos para permanecer como advertencia a algún futuro, quizás más inteligente y mejor. Lo que todavía nos consuela es que milagrosamente hay quiénes no renuncian a la normalidad. Lo demostró Santa Cruz, Potosí, Tarija, Oruro y la impresionante marcha de La Paz que se levantaron para rebelarse y gritar contra “las leyes malditas” y contra la consolidación del fraude electorero para llegar al totalitarismo. Saber que los tiempos siguen cambiando y que tendrán que responder por el “Fraude para lograr el Golpe de Estado”. Cuando entonces. En este o aquel mundo. Como todos nosotros, nos quedamos callados y soplamos al vacío mientras la sangre de nuestros mártires en un charco se esparce por el asfalto por luchar contra el consorcio del crimen internacional organizado.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo