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¡Extirpar a los malos policías de la institución policial…!

Ese fue el mensaje del presidente Arce a toda Bolivia. Resulta ahora que políticos, politiqueros, eruditos, ignorantes y hasta los cocaleros del Chapare son expertos en la profesión policial. Solo basta recordar casos como “Tauro”; “Narco Avión”; “Narco Navales”; “Aeroperú”; otro gran escándalo el 8/10/99 que dio lugar a desinfectar en la policía de “burros y corruptos” en la gestión del Ministro del Interior Walter Guiteras, que solo fueron las repercusiones a los escándalos de “La Florida” y “Huanchaca” en el que en una sesión del H. Congreso Nacional en la denominada “Votación Histórica” de 5/4/87 diputados falsos socialistas de la Izquierda Unida (Filemón Escobar (), German Gutiérrez y Fernando Álvarez Plata) vergonzosamente vendieron su voto para salvar la inmunidad a Barthelemy (†) ex Ministro del Interior.

El “secuestro político” de la Policía por parte de los políticos siguió siendo el objetivo para el control político del narcotráfico y otros delitos desde muchos años atrás, pasando por los casos vergonzosos de la “narco-estructura” en el entorno del ex presidente Paz Zamora con los narcovínculos (Meco Domínguez, Isaac Oso Chavarría y otros). El verdadero secuestro de la Policía tiene que ver con el hecho de que la mayoría incriminatoria y oligárquica politiquera, es decir, ilegítima, controlen toda la estructura de la Policía Boliviana. Es el principio fundamental del “control político”.

¿Como se controlaba y se controla el funcionamiento de la Policía? Desde las denuncias de corrupción realizadas en el H. Congreso Nacional de la era republicana, (Libro: La Policía Boliviana; Autor: H. C. F. Mansilla) hasta la Asamblea Legislativa del Estado Plurinacional nada ha cambiado porque en el consorcio político del MAS-IPSP se encuentran las “Seis Federaciones del Trópico”, por lo que la corrupción subió al mismo ritmo que las plantaciones de coca. Donde los intereses de los gobiernos siguen siendo la cadena de mando: Presidente del Estado, Ministro de Gobierno a Comandante General de la Policía. Ósea por la experiencia se presume que nada ha cambiado desde épocas anteriores en que los Directores y Comandantes de UU.OO. para que a través del Comandante Departamental (Comandantes departamentales especialmente de la troncal L.P., S.C. y Cbba.) recauden para el Comandante General. El Comandante General trasfiera al Ministerio del Interior (Gobierno) justificando que se invierte para desembolsos de marchas de apoyo, cumbres, asambleas, dirigentes, en otras palabras; sostienen los gastos de logística al partido de gobierno.

En efecto, a esto se llega precisamente con los nombramientos a quienes deberán conducir algunas reparticiones que generan beneficios como en el presente caso FELCN y otros cuyas designaciones son en la Orden General de Destinos (O.G.D.). Porque el Comandante General con su E.M. Policial elaboran la O.G.D., pasa a conocimiento del Ministro de Gobierno para su conformidad y firma; luego se hace conocer al Presidente del Estado Plurinacional para olear y sacramentar los destinos de los policías. Y los cambios de rutina fuera de la O.G.D. se lo hacen con recomendación del Ministro de Gobierno. Nada se mueve dentro la Policía sin conocimiento del gobierno. Por lo que son coautores de los delitos que cometen los policías corruptos en ejercicio del cargo. O sea por un lado, la situación de corrupción en la Policía es tan grave como en otros sectores, mientras que en este sistema donde se espera el premio a los méritos profesionales son pisoteados por asquerosos politiqueros, esta situación es inaceptable; y por otro lado, los canallas políticos que se estrellan contra la Policía Boliviana, los funcionarios en el gobierno y la Asamblea Plurinacional no tienen el derecho moral de hacer tales acusaciones cuando ellos mismos son, a la vez, responsables de esta situación.

Muchos policías en las diferentes gestiones fueron partidarios de una innovación en el perfil del policía que este alienado de cualquier política partidista en merito a la C.P.E. y de la L.O.P.B., como una de las formas institucionales para erradicar la “corrupción”, el padrinazgo y la influencia política de los gobiernos de turno que se han apoderado de la Policía, peor aún con al actual Ministro de Gobierno, que hizo lo que no pudieron hacer en 13 años de desgobierno los otros ministros del MAS-IPSP. Con la ley de ascensos a generales secuestraron a la institución verde olivo con la ayuda de pusilánimes jefes policiales.

Vivimos en un tiempo en la que difiere radicalmente la forma y el estilo de vida. La oportunidad de transferencia rápida de datos e información. De hecho, la era de la información se conoce como la edad de oro de la humanidad, que permite una rápida integración de la sociedad humana, no hay duda de que la policía tiene un lugar importante. Ha cambiado significativamente el concepto de justicia y sobre todo el concepto del papel de la policía.

En tal sentido, el imperativo de cualquier Estado que pretenda ser parte de los Estados democráticos el respeto a los derechos humanos y las libertades. De hecho, hoy en día no hay un barómetro más importante para evaluar un estado de derecho que la falta de respeto por los derechos humanos y las libertades. En este prisma, la policía de los Estados modernos debe diseñarse no (solo) como una formación de la fuerza, sino como una formación basada en los valores de los ciudadanos y estar a su servicio. El policía de una sociedad moderna, debe ser educado y preparado para que los problemas y conflictos que se le presenten, sean resueltos con métodos no violentos. El policía en lugar de la confrontación y el conflicto debe optar por el dialogo. Al policía de una sociedad moderna se le exige no sólo distinguir colores, sino ser capaz de entender múltiples tonos de un color. Todo ello se conseguirá solo con una Policía que tenga dependencia administrativa del gobierno y garantizar la autonomía funcional en beneficio de la sociedad a quienes se deben.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo