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EVO MORALES AYMA: ¿IDI AMIN BOLIVIANO?

“Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque.” Escribió Marx a Engels desde Londres. Haciendo una comparación con el general negro que gobernó trece años Haití sostenido en el terror impuesto por el apoyo militar subordinado al mandato totalitario y supremo en la segunda mitad del siglo XIX (1858).

En la segunda mitad del siglo XX (1971) también como en todo cuanto ocurre en los países subdesarrollados surge “Idi Amin”, descrito como “el bruto más grande que el que una madre africana haya dado a luz”, se autodenominó “hijo puro de África”, en el esplendor su reinado. ‘Su país estaba cubierto de cuerpos’, incluso Amin no sabía cuántas personas se ordenó la ejecución. Asesino extravagante como jefe de Uganda convirtiéndose en el más terrorífico de los dictadores que traumatizaron el continente africano después de la independencia.

Bolivia no está exenta en este tipo de caudillos. En el presente siglo XXI todos los conflictos y crisis políticos continúan azotando a la sociedad. Existe una presencia siniestra: el poderío agresivo en la política por parte de los cocaleros del trópico cochabambino y los socios políticos de la corporación MAS-IPSP. Simbolizan esa amenaza constante junto a sus aliados. Sembrando la angustia en las familias bolivianas, reflejo del terror que inspira la agresividad del populismo corrupto.

Los resultados del “Referendo” de 21 de febrero 2016 que se convirtió en el cráter ardiente de un volcán que abarca todo el descontento boliviano. El conflicto por la creciente corrupción gubernamental, la inquieta situación del crecimiento del contrabando, la amenaza del narcotráfico contra la seguridad ciudadana y el desgobierno inmoral del presidente Evo Morales Ayma son otras tantas manifestaciones de esa actividad volcánica.

Con la convicción de que una exploración exhaustiva de las similitudes entre Idi Amin y Evo Morales en el pensamiento político boliviano debe preceder a la enumeración y el estudio de sus diferencias y afinidades. Primero: Amin se mostraba en las fotos a menudo desequilibrado en un uniforme militar repleto de medallas subestimando a los uniformados como parte de la dignidad de un jefe de Estado; Segundo: La crueldad. Al igual que sus acólitos, Amin es quien mata a su gusto, por capricho. Lo que interesa aquí es la irracionalidad estimulada por este personaje; Tercero: Utilizó el Estado para cumplir sus sueños sátiros, asesinar, secuestrar, eliminar a muchas personas inocentes, destruir y monopolizar la propiedad estatal y los ciudadanos comunes. Todos estos actos son injustificables e inadmisibles. Cuarto: Idi Amin, ordenó a la Universidad de Makerere realizar una ceremonia de graduación para hacerse nombrar “canciller”.

En el origen de una teoría, cuando trazamos una analogía entre lo enigmático y lo familiar, sigue una construcción de un modelo en el que se considera una estructura similar a la familiar como la realidad debajo del enigmática. Este es el caso del parecido con la imagen repulsiva de Idi Amin Dada y el presidente Evo Morales Ayma.

Ciento sesenta años después despertó —por fin— a los hombres comprender el repudio de Marx por los autoritarios psicópatas del mundo, muchos de ellos hipócritamente sumidos en sueños de pacifismo, y les hizo comprender el significado del poderío, la soberbia y la fuerza.

Y así padecemos nuestra pasión en Bolivia, y parte de Latinoamérica, sin duda, aprende, y saca provecho de lo que estan viviendo en Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Lo paradójico de todo esto, sin embargo, tiene un remate culminante porque aún ahora —Doce años después— el porvenir de Bolivia misma, más allá de la existencia efímera de su totalitarismo, no parece ni más claro ni más seguro que hace casi un cuarto de siglo. Ningún problema grave está resuelto. Ningún sistema de gobierno para años venideros ofrece garantías de seguridad o de paz.

Y aunque Bolivia logró, con su amarga agonía, enseñar al mundo, aún puede hacerse respecto de esa nación esta pregunta: ¿Cuánto aprendió ella misma… para forjar su vida y labrar su bienestar?

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo

Idi Amin