DESDE 1825 NADA HA CAMBIADO
La historia ofrece abundantes elementos de juicio para comparar los acontecimientos políticos y de embaucadores del s. XIX con el s. XXI en Bolivia. El asunto consiste en establecer objetivamente, sin ideas preconcebidas, que tipo de políticos conviene a los intereses vitales del entorno societario, fortalece el humanitarismo entre los ciudadanos y la paz en Bolivia. ¿Hacen eso los actuales políticos? No.
Ni el 6 de agosto es el aniversario patrio, porque el acta de la independencia fue firmada el 9 de agosto; Simón Bolívar nunca fue presidente de Bolivia, porque mientras él gobernaba en el Perú, los políticos de la Asamblea Deliberante estaban ya conspirando por lo que no se aprobó la Constitución escrita por su puño y letra.
Es comprensible que la viveza criolla heredada persista en este siglo, no por todos los bolivianos; sin embargo, por los oportunistas que hoy nos demuestran que nada ha cambiado. Es obvio el comportamiento de los dos gobiernos: del Órgano Ejecutivo y del Órgano Legislativo, mientras que a la presidente la vemos viajar y a algunos ejecutivos utilizar los aviones para asuntos sutiles, no pudieron hacer un homenaje a la Patria desde la cuna de la fundación. Cada uno con discursos desde sus madrigueras, más aún desde el palacio legislativo con un invitado virtual criminal.
Los politiqueros son gente muy hábil, ellos saben engañar al pueblo inocente. En 8 de noviembre de 2019 los héroes policías de Cochabamba le dieron la “estocada” a la bestia, mientras que otros dirigentes y jefes es encontraban negociando lealtad con el criminal. El patriotismo expuesto puso en riesgo la institución y su seguridad profesional en aras de las libertades, de la “democracia” y la gobernabilidad sin corrupción. Mientras que en La Paz ciertos alimañas ya estaban preparados con una Biblia en la mano para usurpar el poder que el “soberano” recuperó.
Para desenmascarar la esencia antipopular de las denominadas “Fuerzas políticas” tenemos dos representaciones en el siguiente orden: MAS-IPSP que no es un partido político, es un «consorcio siniestro» formado por terroristas, narcotraficantes, las seis federaciones del trópico, sujetos de doctrinas de identidad radicales, vándalos de las FARC, Sendero luminoso, fomentados por Argentina, Venezuela, Cuba, algunos gobiernos europeos y George Soros, para desestabilizar Bolivia y la región. Y todos los mal llamados “fuerzas-partidos políticos” o micro organizaciones politiqueras que no tuvieron la capacidad de unirse en aras del «bien común» con gerentes que solo aspiran satisfacer sus intereses particulares y sectarios. Con elecciones en septiembre, en octubre o cuando sea el MAS-IPSP siempre tendrá mayoría parlamentaria y seguiremos teniendo un gobierno bicéfalo.
Ahora que tenemos en el gobierno una banda de cucarachas, ratas y otras alimañas empoderados junto a los eternos bribones de la «empresa privada». En la revolución frustrada de “las pititas” son dos las instituciones que más perdieron: las FF.AA. y la Policía. hoy en día son insultados y hostigados sin poder hacer nada por falta de una orden del gobierno. La institución verde olivo que no recupero las funciones usurpadas por el MAS.IPSP.
¿Pero qué ocurre con las dos instituciones fundamentales de la Patria ―FF.AA. y Policía― que pican en este anzuelo y, no cumplen con la misión constitucional, se reducen a obedecer órdenes, transformándose en cómplices de los fantoches politiqueros? Todos los éxitos que pueda ser para nuestra nación van a ser posible porque la sociedad confie en las instituciones tutelares para que pongan «orden a este desorden» con un programa y control de personalidades honorables civiles que representen al pueblo que es dueño y soberano de su país y tomen la más activa participación en todas las esferas de la vida política, económica y social. Para que la noble Bolivia cierre sus puertas y parece que parte del derramamiento de sangre de las partidas se aliviará generosamente, porque así quieren la mayoría que viven de su trabajo honesto.
Hoy no creo en ningún milagro reconstructivo que restaure nuestra fe. Ahora, cuando existe el poderoso campo de la convivencia pacífica, cuando todos los ciudadanos han adquirido una gran experiencia de lucha contra estas estas alimañas, el entorno societario disponen de mayores posibilidades junto a las FF.AA. y la Policía para cerrar el paso a cualquier forma de delincuencia.
Pero algún día, en esta miseria nacional que nos arrastraron sujetos sin escrúpulos, ni fronteras, el Dios de los bolivianos aparecerá tarde o temprano, de alguna forma, pero considero que hemos llegado al borde del mal…
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo