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DEMOCRACIA Y DEMOCRACIAS, ES LA CUESTIÓN

“La defensa de la democracia”; “respetemos la democracia” y otros estribillos ahora corrientes en Bolivia, Latinoamérica y el Mundo. La Democracia (del griego, demos, ‘pueblo’ y kratein, ‘gobernar’) “gobierno del pueblo”, es el sistema político por el que el pueblo de un Estado ejerce su soberanía mediante cualquier forma de gobierno que haya decidido establecer. Pero esta acepción es una verdadera tautología ¿Podrá el pueblo gobernarse así mismo?

Hay que admitir con franqueza que no todos sabemos de la política contemporánea moderna, menos aun de la democracia del s. XXI. Los líderes políticos actuales ya no se destacan como buenos estadistas. La conversión de los Estados democráticos se hace a un alto costo y con grandes privaciones. Empero, la nueva generación, ahora en el poder, ha comprendido que la prosperidad de un Estado depende de una eficiente administración, y que la compleja economía moderna no se puede manejar apretando caprichosamente unos botones en el ordenador. Los políticos de hoy, inspirados por la tecnología contemporánea, no parecen ruborizarse cuando se proponen medir el éxito de la producción por las utilidades, y hablan de facilitar la iniciativa individual de los empresarios privados de las fábricas (en todos los rubros) y establecer un interés sobre la inversión, conceptos pertenecientes a la metodología capitalista de los negocios. Las reformas económicas, quizás no se ajusten a la interpretación más pura de las ideologías que pregonan, y estremecen a quienes legitiman con su voto a gobiernos seudo democráticos, que solo constituye la transformación más profunda ocurrida en los gobiernos democráticos populistas-progresistas.

El cambio en la estructura económica se produce en momentos en que los gobiernos populistas empiezan a adoptar sus procedimientos administrativos sobre las ventajas de la publicidad en la política (Marketing) y se abren al “culto de la personalidad”.

La nueva visión del capitalismo que empiezan a tener los izquierdistas y los derechistas populistas es una manifestación del “consumismo”. Las nuevas generaciones de políticos se han cansado de la austeridad revolucionaria y aspiran al “vivir bien” (la dolce-vita). Los izquierdistas desean compartir la prosperidad y las comodidades del capitalismo. Quieren consumir más de todo, desde los perfumes franceses hasta Coca Cola y vestidos Hollister, Forever 21, Abercrombie & Fitch y otros. Tener automóvil propio se ha convertido en una necesidad apremiante.

Estos fenómenos de la globalización nos demuestran que la historia y la filosofía siempre ha estado marcada por designios inexorables. Y ahora, le ha tocado su turno de renovación social, política y económica, lo que hace necesario la exploración de las democracias, de las cuales existen interpretaciones heterogéneas desde la concepción de Heródoto (c. 484-425 a.C.), historiador griego, reconocido como el padre de la historiografía que se refería más ampliamente acerca de la democracia como la “Isonomía” palabra originaria del griego ἰσονομία que significa “igualdad ante la ley” con la idea de reparto del griego ἴσος=isos, “igual” y νόμος=nomos, “uso, costumbre, ley” que fue considerada básicamente en la aparición de la futura democracia ateniense. Aristóteles (384-322 a.C.), filósofo y científico griego en su libro la Política en el capítulo sexto; Sobre las formas de gobierno y sus desviaciones: manifiesta “…como la desviación más moderada, se encuentra la democracia. Aunque todas estas formas son erradas, ya que no hay una mejor, sino una menos mala”.

Sin embargo, La nueva visión de la democracia que tuvo el Cientista Político Giovanni Sartori (1904-2017), nos sentenció acerca de la nueva concepción y la interpretación de la democracia —democracias— desde el nuevo mosaico geopolítico que se trazó con el final de la 2da. GM que empezó a cobrar mayor fuerza los años ochenta como una manifestación de la “confección de democracias a medida y gusto de los líderes políticos”. Las nuevas generaciones de gobierno se han cansado de la concepción e interpretación clásica de la democracia y aspiran a una interpretación apelando a las mayorías para perpetuarse en el poder. Esto se vio venir desde la Guerra Fría y la pugna del “internacionalismo”, los gobiernos que enarbolan el pendón de las izquierdas desean que la democracia les permita compartir la comodidad y las ventajas del capitalismo.

Esta interpretación errada y la invención de varios modelos de democracias —directa, participativa, representativa y comunitaria—, desconocida hasta ahora para la sociedad civil, falsean su actitud haciendo ver que los izquierdistas (populistas) no se estarían volviendo capitalistas, explica que los estrategas políticos, estén poniendo en práctica una metodología heterodoxa que escandaliza a los dogmáticos marxistas.

Hoy en día los líderes populistas ven en la democracia como uno de esos tónicos milagrosos que curan todas las dolencias. Pero las calamidades del mal gobierno son tan agudas, que no se prevé que el remedio rinda resultados rápidos.

El factor de los Derechos Humanos no puede ignorarse en política, en el derecho ni en la economía. Por ello es más importante que defender las ventajas de la democracia, defender la potestad de la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuyo objetivo está compuesta por 30 artículos, para promover y potenciar el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales.

La aplicación de las reformas políticas está llena de escollos. Las libertades son restringidas, pese a sus repetidos fracasos, seguirá restringiéndose, si la totalidad de los órganos de poder sigue en manos del gobierno y el partido, pese a que en estos años han probado su incapacidad para manejarlo. Pero, no obstante, la adopción de una política de respeto a las libertades, sería una determinación audaz y trascendental en una sociedad disciplinada. La nueva tecnocracia de “las democracias de tipo corte sastre” deberá llegar a la conclusión —puesta en rancios términos de soberanía— de que las actuales democracias son un mal negocio. La aceptación de la metodología del respeto a las libertades está inspirada en la mejor practica política, pero no en la pureza del evangelio totalitario. La ideología del fin de la ideología está presente y es la que se encarga de erosionar las diferentes doctrinas en la actividad política, la que puede conducir a la erosión de otros dogmas totalitarios. Por esa vía se puede extender las verdaderas libertades a la política en la práctica de servir al bien común.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo