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Acción de descortesía… ¡Crimen político!

A raíz de la polémica, satanización y condena de algunos periodistas refiriéndose incluso a un libertinaje del libre albedrio por casi todos los medios, provocado por la actitud de una diputada electa democráticamente, pero que pertenece a la oposición del gobierno, que optó el no aceptar el saludo de la mano del presidente rereelecto antidemocráticamente.

Mis padres, mis profesores y las monjitas que impartían la religión en los colegios fiscales, constantemente nos reprimían con las frase como “malcriado” y “mal educado”, razón por la que me respondía internamente, …pero si en mi casa no me malcriaron, me criaron bien alimentado; …tampoco era mal educado. Es para añorar que antes de esta era de la perdida de los valores, había recibido buena educación o urbanidad y como reza el diccionario de la lengua española, la educación es la acción y efecto de educar; la crianza, enseñanza y doctrina que se da a los niños y a los jóvenes y en la época republicana recibí muy buena educación. Entonces diferenciemos del significado de ‘norma’, que a su vez se dividen en técnicas, éticas, morales, religiosas, jurídicas y de urbanidad.

En esta ocasión referente a la acción de la diputada nos muestra una vez más las diferencias de mayor importancia que en la vida boliviana han surgido siempre que los defensores de un “partido de la oposición” chocan con los del un “partido del gobierno”. Y todo lo que hacen los ciudadanos políticos y no políticos para hacer prevalecer, o reclamar por sus derechos son calificados de ‘opositores’. Todo lo que el opositor hace es indigno es atentatoria a la democracia. Pero solo recordemos las acciones en la ocasión del ‘cerco al edificio del congreso’, ordenado por el gobierno a sus huestes mal denominados “Movimientos Sociales”, escupieron, golpearon, les arrojaron con pijcho masticado ¿Qué se puede llamar a eso? Ni que decir las veces que los dejó plantados el presidente de los bolivianos a los ciudadanos del Beni y Potosí.

Ni tan antiguamente en las puertas de ingreso de las oficinas públicas, templos y estructuras con techo se leía ―destóquese― que significa descubrirse la cabeza, quitarse el sombrero, montera, gorra, etc., como muestra de respeto. Hoy en día vemos en el hemiciclo parlamentario a personas con sobreros, también se puede observar en los pisos residuos expectorados de toda clase y también de la hoja sagrada, que es una muestra de falta de urbanidad y antihigiénico. Lo que constituye también falta de respeto a los símbolos patrios y a nuestros mártires de la descolonización que están representados en las imágenes que adornan el hemiciclo y las oficinas públicas, ―bueno, solo adornan―. Estas cosas por lo visto son una “virtud” en la lógica de la ingeniada democracia pluricultural.

La acción de esta mujer representante nacional es solo una muestra del desafecto, de rabia, de impotencia ante la fuerza desproporcional con poder absoluto y prepotencia, y no acudir a los puños u otros medios. Es un modelo más, que algunos de nuestros representantes nacionales y los ciudadanos tenemos que afrontar los enormes problemas que se acumulan en torno a nuestro destino común. De hecho, una trayectoria equivocada o el mantenimiento de una situación confusa durante los cinco años que se avecinan pueden llevarnos a un desastre general.

Waldo Panozo Meneces

Politólogo – Docente universitario

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