PUÑALADA EN LA ESPALDA EN EL ANIVERSARIO DE LA POLICÍA
Nos podemos referir, en una definición amplia con el título de la película de suspenso, “durmiendo con el enemigo”, protagonizado por Julia Roberts. La policía y el gobierno seudo socialista al cual le es leal la Policía Boliviana por compromisos prebendales de los ‘comandantes del proceso de cambio’ se convirtió o es un sistema totalitario, un Estado policial, una sociedad militarizada como en la actualidad lo es Venezuela, un movimiento cuyos valores en los discursos de Evo Morales son una verborrea incontrolable cundo se refiere a la nación o la patria, la “raza (naciones originarias)”, igualdad de género, respeto a la madre tierra, lucha contra la corrupción, caiga quien caiga, gobernar obedeciendo al pueblo, seguridad ciudadana, lucha contra el contrabando, lucha contra las drogas, respeto a la democracia, etc. etc. en definitiva, una variante de los discursos neoliberales.
El papel histórico del masismo se puede entender como el de una retaguardia del sistema capitalista (globalización) en tiempos de crisis y como un arma para combatir los movimientos disidentes o revolucionarios que amenazaron con acabar con el capitalismo en los años ´60 y ´70.
La función que cumple el mascismo hoy no es la misma de la época dictatorial de los años ’70. La necesidad constante de desarrollo de las poderíos del contrabando, trata de blancas y del narcotráfico, han llevado a este a una crisis permanente. La crisis del modelo socialista-cocalero conduce a una paulatina superación de este modelo en el que se pone en riesgo las libertades y la seguridad de los habitantes, y la paulatina extensión de nuevos modelos de delincuencia globalizada. En la actualidad se está poniendo en marcha el modelo “chavista venezolano” en el que las FF.AA. ingresaron a ser parte del gobierno como una organización en la corporación política MAS-IPSP en el que las fuerzas corporativistas conviven y/o cobrando como se dice vulgarmente “cobrando facturas (pegas)” y esto es muy claro cuando desentrañamos el contenido del Programa de Gobierno 2015-2020 “Juntos vamos bien para vivir bien” presentado ante el Órgano Electoral Plurinacional en La Paz, 4 de julio de 2014 en el que ponen énfasis en el “fortalecimiento del equipamiento militar; construcción de unidades militares modelo; participación de las Fuerzas Armadas en el desarrollo integral”. Sin embargo en lo referente a la Seguridad Ciudadana para la policía nada de desarrollo integral “La inseguridad ciudadana se convirtió en foco de preocupación en las grandes ciudades de Bolivia, frente a lo cual la Policía Boliviana puso en marcha un conjunto de acciones para combatirla”, nos demuestra el marco internacionalizado del modelo bolivariano en la Ley Especial sobre el Régimen del Distrito Metropolitano de Caracas, del 8 de marzo de 2000 (Venezuela 2000), que estableció como competencia de esta nueva entidad los servicios de policía de orden público, y de policía administrativa para la vigilancia y fiscalización de servicios públicos, transporte e impuestos. En Venezuela en el gobierno del difunto presidente Chávez se desarticulo a la policía amparándose en el mandato constitucional del Artículo 332 de mantener un cuerpo de policía nacional de carácter civil como «órgano de seguridad ciudadana». La Ley Especial sobre el Régimen del Distrito Metropolitano de Caracas, del 8 de marzo de 2000 (Venezuela 2000), estableció como competencia de esta nueva entidad los servicios de policía de orden público, y de policía administrativa para la vigilancia y fiscalización de servicios públicos, transporte e impuestos.
Este estado de inestabilidad es susceptible de generar graves disfuncionalidades. La sustitución de un modelo en decadencia por uno en auge crea una situación de desprotección institucional y pierde además la credibilidad de un Estado de Derecho y una fuerte resistencia en grandes capas de la sociedad. A esto se le añade la supuesta inmigración masiva como causa de la disfuncionalidad añadida fruto de la internacionalización de la economía y el incremento de la explotación de los países de la periferia, así como la marginación de grandes áreas del mercado-mundo tratando de justificar la inmigración con la utopía de encontrar la “ciudadanía internacional”. En resumen este es el marco donde situar el modelo cívico-militar del totalitarismo socialista originario intercultural de políticos que se esfuerzan en enriquecerse ilícitamente pretendiendo desarticular a la principal institución de seguridad como es la Policía Boliviana para desmembrar las principales funciones de inteligencia y de investigaciones para asegurarse un futuro prominente sin riesgo a ser investigados. Y en ese trayectoria se encuentran los “comandantes del proceso de cambio” de la institución policial, ese es el legado institucionalista para la sociedad y su institución; esa es la institución que están dejando para las próximas generaciones de policías. Cuando la misión del policía de honor y patriota es el de luchar contra el mal por el bien de todos, desarrollando políticas tendentes a encontrar la seguridad para el bien común, respetando y velando por todas las libertades, etc. que impidan o neutralicen las posibles disfuncionalidades (que se traducen en bloqueos de calles, avenidas y de carretas o manifestación de repudio, etc.). El masismo en su angurria de poder pues trataría de hegemonizar a la sociedad a la par que desestabilizar para justificar medidas de represión por parte del Estado.
El actual sistema, el modelo de las “democracias” (democrática participativa, representativa y comunitaria), burguesía cocalera, no es estrictamente izquierdista. Sin embargo existen numerosas similitudes entre ambos sistemas. Detrás de la máscara democrática se entrevé el talante autoritario de lo que se podría llamar la dictadura democrática (no dictadura del proletariado).
Esta fachada democrática es mantenida por el espectáculo de las tres elecciones presidenciales pasadas y por una constitución que promete falsos derechos, libertades y autonomías. Las llamadas democracias y las dictaduras conservadoras son meras formas del mismo poder; en unas la represión es más abierta y en otras más sutiles, pero todas son sistemas donde el Estado lo controla todo, donde la propiedad privada y el capital condicionan las vidas de la población, con toda la explotación y desigualdades sociales que ello conlleva.
Después de analizar el cómo y el porqué del modelo corporativo cívico-militar del MAS-IPSP en la actualidad nos plantemos las facetas y funciones que adoptan para despedazar una de las instituciones que más trabajan en nuestro país; la Policía Boliviana. Un gobierno que consigue a los comandantes de la institución que se caracterizan por la falta de análisis, debate y crítica, no globalizan el problema y trata de atajar sus efectos más palpables (violencia callejera y ajusticiamientos) recreando una estética pandillera y de escasos contenidos. Proliferan grupos, colectivos, etc. que tratan de responder a un fenómeno sin analizar sus causas o al menos sin atacar a estas.
El mensaje que envió es para que recapaciten los comandantes y cada uno de los policías del servicio pasivo, la reserva activa y de los del servicio activo, y nuestras familias. Tampoco pretendo decir, ni mucho menos, que no debemos enfrentarnos al tiranismo, pero sí aclarar que esta lucha forma parte (y no la fundamental) del enfrentamiento cotidiano a la delincuencia-estado, y no una forma de justificar la existencia de éstos.
¡VIVA LA POLICÍA BOLIVIANA!
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo