LOS GRANDES PERDEDORES EN EL GOBIERNO DE TRANSICIÓN
Cuando de “pititas” se refieren muchos opinadores que tienen pasado político y se hacen autonombrar analistas o politólogos. Una revolución que tuvo su inicio con la participación de las mujeres —madres, esposas, trabajadoras, estudiantes, etc. etc.— y jóvenes que vencieron el miedo previendo un fututo de tiranía que pretendían imponer como en Cuba, Venezuela y Nicaragua. Por lo que el MAS-IPSP representado por Evo Morales y García Linera junto a sus mercenarios había llegado al perder a raíz del sometimiento en el seno de la población boliviana, que deliraban implantar una ideología oficial que abarca toda la vida; un solo partido de masas sujeto a un líder carismático; un control policial usando el terror y dirigido por una policía secreta (milicias armadas); el monopolio de los medios de comunicación de masas; un monopolio de armas; una planificación y un control centralizado de la economía. Por lo tanto, hasta el punto de llegar, una politización, una transfiguración ideológica de todas las posibles fallas de los individuos y, en conclusión, una tierra que es tanto policial como ideológica (Raymond Aron).
La situación política era efectivamente incontrolable: la policía se había sumado a la insurrección y acompaño en esta sublevación de las mujeres y de los jóvenes. Sólo al anochecer del día viernes 1 de noviembre de 2019 un número mínimo de policías de mandos medios se rebelaron contra los tiranos que no cumplían con la C.P.E. y demás disposiciones legales, contra el incremento del narcotráfico y la corrupción, dando cumplimiento cabal de la C.P.E. y la Ley Orgánica de la Policía Boliviana. Las cosas comenzaron a empeorar para el gobierno, cuando los militares desobedecieron las ordenes de los sumisos a los tiranos, asumiendo una posición inteligente de quedarse en sus cuarteles. Pero lo decisivo fue que la rebelión policial que se inició en Cochabamba, en la medida de su espontaneidad, prosperó cual juego de domino, carente de dirección de los mandos superiores. ¿Qué hubiera ocurría si aparecía un oficial superior que asumiera la dirección de los policías de bajo rango? La historia seria otra, porque ya gozaba la institución del orden con el cariño y confianza de la gente. Y que, como siempre paralelamente, los “politiqueros” se adueñaron de esta revolución, prometiendo cielo y tierra, comenzaban a negociar con los “gerentes/dueños” de las Fuerzas Políticas y con las Fuerzas Armadas. Las organizaciones, los cívicos y los rastreos tránsfugas aparecieron en los balcones del Palacio Quemado, haciéndose presente, con el “Gobierno de Transición”.
El papel de la Policía Boliviana, según los nuevos/viejos politiqueros cual imitadores del “Tarajchi” se apoyaron el los policías y los militares para acabar con el caos, reprimir violentamente el alzamiento de los serviles terroristas nacionales y extranjeros. Finalmente, la salida para el gobierno no se estructuró, negociaron los políticos que se adueñaron del gobierno.
Lo malo es que estamos atrapados en los intereses políticos de los poderosos económicos que están lejos de la realidad mucho más complicada. De las mañas de los politiqueros se puede decir que están con los corruptos crónicos, pero señalan que no han robado nada en su vida, mientras que están siendo prostituidos por sus intereses dedicándose a lo ilícito y la corrupción.
Cada vez los politiqueros sin ética parecen no creer en todo o sentirse atrapados por obsesiones que cuestionan sus intenciones y el derecho a existir de los demás. ¿Pero esta teatralidad melodramática es finalmente los que pregonan de la democracia? O, por el contrario, ¿Se ha convertido en un mecanismo de restitución y confusión, un juego de heraldos que pasan horas atacándose unos a otros? Si al menos esta agresión se convertiría en un conflicto de ideas y respetaran los valores de la democracia, tendríamos un beneficio. Podríamos, por ejemplo, evitar dramas sin sentido para insistir en disputas más contenciosas. ¡Ojalá pudiera suceder! Porque, por supuesto, la manipulada democracia no es autosuficiente. Para esto los policías patriotas e institucionales comprometieron la integridad institucional para que los políticos den espacios a nuevos actores y jóvenes a luchar por el bien común, diseñando políticas inclusivas para el bien común, creando una atmósfera de paz, seguridad, tolerancia y reconstrucción. Además, como respetuosos de la democracia cumplir con la resolución del Cabildo de Santa Cruz para mejorar la calidad de vida de los policías y sus familias.
J. Waldo Panozo Meneces
Policía – Politólogo