Noticias

EL BINOMIO ILEGAL EVO-ÁLVARO Y LA APOLOGÍA DEL DELITO

Desde principios de la década de los 70, la política mundial se ha caracterizado por la falsedad como una curiosa contradicción. Por un lado, las democracias se han multiplicado y, como resultado, el número de regímenes autoritarios y otros regímenes antidemocráticos también.

A ello se suma en Bolivia la falta de cultura al cumplimiento a la Constitución y demás disposiciones legales de brusca agudización de todas las contradicciones de convivencia pacífica; en una situación en que la lucha victoriosa del Referéndum Constitucional vinculante del 21de febrero de 2016 —2.682. 517 de bolivianos (51.3%) le dijeron No a la modificación del Art. 168 de la CPE.— para la consolidación de la vida en democracia, esto no ha permitido a los dirigentes del MAS-IPSP frenar con sus actos agresivos la paz nacional.

Recurriendo al diccionario jurídico: “Apología del delito. Si etimológicamente apología significa discurso de palabra o por escrito, en defensa o alabanza de personas o cosas, la del crimen o delito consistirá en defender o alabar hechos delictivos, lo cual configura actitud punible”. (Ossorio: 92). El Código penal boliviano dice: ARTICULO 131º.- (APOLOGIA PUBLICA DE UN DELITO). Incurrirá en reclusión de un mes a un año, el que hiciere públicamente la apología de un delito o de una persona condenada.

Es necesario de una vez por todas definir el “quién cumple la ley”. Sí, la ley sigue siendo el arbitraje supremo en un Estado democrático. No, son los simpatizantes del partido político, los asambleístas nacionales, ni el poder ejecutivo quienes tienen la legitimidad para decidir todo en todas las áreas. Porque la racionalidad oficialista populista, ahora ubicua en la administración pública y en el lugar de trabajo, la politiquería autoritaria y un amplio campo de actividades cotidianas, transforma la naturaleza manifiestamente política prebendal, el significado y el efecto de los elementos fundamentales de la ley en elementos corporativos políticos. ¿Existirá algún ciudadano en Bolivia que pueda demandar por “apología del delito” a los mismos candidatos ilegales? ¿A los medios que hacen propaganda para el binomio ilegal Evo-Álvaro? y ¿A las empresas que realizan las encuestas políticas?

La supuesta revolución cultural del proceso de cambio y sus dirigentes son factores decisivos que ahondan la crisis general de la democracia boliviana, en cuyo desarrollo ha sobrevenido, durante los últimos años, una nueva etapa, su tercera etapa de crecimiento de la corrupción. Pero la crisis del sistema político nacional se agrava no solamente como resultado de la acción de estos factores. Dicha crisis es un proceso amplio y nacional, que abarca todos los aspectos de la vida de la sociedad: la economía, la política interior y exterior y la confiabilidad en los partidos políticos.

Es preciso indicar, ante todo, que han crecido sobremanera la inestabilidad y desconfianza en la justicia, la falta de credibilidad en las disposiciones legales y los administradores de justicia. Por desgracia, la democracia populista permite “la libertad del zorro en el gallinero”, que puede llegar a ser poderosa hasta el punto de dominar o hacer dependientes, si no esclavos, a los más débiles.

J. Waldo Panozo Meneces

Policía – Politólogo